Revista IECOS, 25(2), 5-10 | Julio-Diciembre 2024 | ISSN  2961-2845 | e-ISSN  2788-7480

 

LUIS FELIPE DE LAS CASAS GRIEVE

In Memorian

 

https://doi.org/10.21754/iecos.v25i2.2276

 

Una estatua de un hombre

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Con ocasión de la Conmemoración del 40° aniversario de la creación de la Facultad de Ingeniería Económica, Estadística y Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Ingeniería, se rindió homenaje a Luis Felipe de las Casas Grieve, quien fuera Maestro Fundador de la especialidad de Ingeniería Económica en la UNI y en el Perú.

 

 

Luis Felipe de las Casas Grieve nació el 16 de febrero de 1916, manifestando una precoz preocupación por los destinos del país y de su gente, lo que lo llevó tempranamente a la acción, pagando con cárcel a los 15 años y con destierro a los 17. Hombre íntegro e integral, mantuvo al lado de su sólida y siempre actualizada formación teórica, que le valió obtener la “medalla de oro” al egresar de la Universidad Nacional de Chile en la misma promoción que su amigo Felipe Herrera, primer Presidente del BID. Su declarado compromiso con el cambio y la construcción de un país democrático y económicamente desarrollado a través de la acción política le hizo conocer la cárcel y el destierro. Falleció en su puesto de combate en el Senado de la República el 21 de enero de 1988, al concluir un emotivo discurso consecuente con sus convicciones.

 

No era tolerante con la injusticia ni la corrupción, y no era propenso a guardar silencios cómplices frente a sus manifestaciones; pero tampoco se quedaba en la crítica y la denuncia estéril, entendiendo que para lograr los cambios se requiere el diseño de soluciones viables a los complejos problemas de la realidad social del país y desarrollar la capacidad de construirlas.

 

Hombre de avanzada en su tiempo, visionario y planificador a carta cabal, entendió claramente que los cambios que el Perú demandaba para su desarrollo integral requerían la modernización de su agricultura y el desarrollo de su industria, objetivos para cuyo logro el aporte de la ingeniería es imprescindible. Por lo tanto, el desarrollo técnico y científico no es accesorio sino fundamental, y a su vez requiere la formación de un selecto contingente humano para estas tareas.

 

Con esta convicción, en los años 60 se vinculó estrechamente a la UNI, en ese entonces nítida vanguardia del desarrollo científico y tecnológico del país, pero que para Luis Felipe, en perspectiva, demandaba adquirir la consistencia necesaria para superar los grandes desafíos que presentaba, requiriendo definir un norte preciso que se e resumía en aportar a la construcción de una sociedad desarrollada, próspera y justa que debía ser el Perú; un país que abriera oportunidades de progreso para todos sus ciudadanos, una concepción que hoy se afirma como tarea fundamental para la ingeniería nacional.

 

Esta concepción, producto de su formación y experiencia, consecuente con su compromiso, se materializó en 1964 con la creación, en el entorno ingenieril de la UNI, de una especialidad que se avocara a construir los rieles que permitieran la convergencia de todas las especialidades de la ingeniería en la tarea común de construir ese país, “construir la sociedad”, según Luis Felipe, quien así concebía la Ingeniería Económica. Por eso, esta idea expuesta más tarde en el “Prospecto y Programa de Estudios de la Escuela de Economía Aplicada” de 1966, estuvo plasmada en el nombre con el que nació la especialidad: Escuela de Economía Aplicada, donde el énfasis recae en el último término, para marcar su propósito, no el de una carrera para el comentario y la especulación, sino para la construcción de una nueva sociedad. En sus palabras:

 

“…De acuerdo a esta nueva especialidad, el ingeniero no sólo está llamado a proyectar y ejecutar obras… sino a cooperar en una tarea superior e integrada a otras disciplinas: a la construcción de prósperas naciones y desarrollados países, a proyectar, en consecuencia, nuevas estructuras socioeconómicas. En última instancia, a establecer matrices y modelos económicos que signifiquen sistemas de vida colectiva más eficientes y justos como la mejor aplicación de los renovados principios de las ciencias físicas y matemáticas y de sus métodos de investigación”.

 

Con este objetivo, dotó tempranamente a la entonces novísima especialidad de Ingeniería Económica de una currícula sorprendentemente moderna que combinaba una sólida formación teórica en economía, al nivel avanzado que se dictaba en las principales universidades del mundo. Esto ubicaba a la “Escuela de Economía Aplicada” en la vanguardia del conocimiento teórico en el Perú, junto con el estudio de temas vinculados a la estructura, los procesos tecnológicos y el comportamiento de las principales ramas del aparato productivo del país y su organización territorial. Estas asignaturas sectoriales incluían Economía Minera y Petrolera, Economía Agraria, Economía Industrial, Economía del Transporte, Economía de la Geografía, Economía Espacial, entre otras, que expresaban el sello característico de una carrera concebida no para la especulación teórica, sino para la propuesta de alternativas prácticas de solución a los problemas del desarrollo económico y social del país.

 

Esta formación culminaba en la planificación del desarrollo, orientada al diseño de objetivos y metas a largo y mediano plazo, y en los proyectos de inversión que requerían propuestas viables para el desarrollo de cada sector y región del país. Así, se unía en armoniosa convergencia la formación teórica de alto nivel con el estudio específico de cada sector de la realidad económica y de la propia estructura social del país y su dinámica, incluyendo la superestructura jurídica y política. Desde entonces, el programa de estudios tuvo como norte mantener la coherencia con el objetivo estratégico antes descrito. Por ello, el estudio de los fenómenos físico-químicos y sus leyes de comportamiento, requisito para la comprensión de los procesos técnico-productivos de las diferentes ramas de la economía peruana, formaba parte del conocimiento formativo básico de la especialidad. El dominio de los métodos cuantitativos era una exigencia, ya que constituyen la herramienta básica en el ámbito de la ingeniería económica, dado que esta disciplina concentra gran parte de sus esfuerzos en medir, cuantificar y proyectar las observaciones y tendencias generales de la realidad. La Ingeniería Económica realiza esto con plena conciencia de que su trabajo está íntimamente vinculado a los procesos sociales, los cuales requieren una comprensión cultural y una visión humanística.

 

Como guía, Luis Felipe supo mantener el delicado equilibrio necesario para despertar en sus alumnos la vocación de asumir el compromiso de contribuir al desarrollo nacional y transformar el país, sin ocultar sus fuertes convicciones políticas, sociales y filosóficas. Por ello, es guía y referente de todos sus alumnos, quienes, desde diferentes visiones y convicciones, comulgamos con el objetivo que trazó y nos enorgullecemos de haberlo tenido como maestro.

 

 

Como se puede apreciar, la realidad actual reafirma el rumbo trazado por el maestro Luis Felipe hace seis décadas. Los cambios generados en el mundo por las crisis económicas, el cambio climático, el vertiginoso avance tecnológico con profundos impactos en la vida social, la economía y la propia naturaleza, y el contexto actual derivado de la crisis civilizatoria, han sumido al mundo en una prolongada confusión que ha desviado la atención del largo plazo, su estudio y diseño de soluciones. Esto nos ha apartado de la perspectiva trazada, pero también ha creado condiciones para retornar con nuevas perspectivas e instrumentos de análisis a las preocupaciones centrales propuestas por Luis Felipe De Las Casas, incorporando plenamente a las tareas en este rumbo a nuestra otra especialidad de la Facultad: la Ingeniería Estadística, que opera en campos esenciales para la prospectiva y la toma de decisiones.

 

Es momento de convocar a la juventud a seguir el ejemplo de su fundador y continuar afirmando el objetivo trazado, incorporando todos los avances científicos, tecnológicos y culturales que requieren las carreras de nuestra facultad.

 

Que su recuerdo siempre presente ilumine nuestro camino, en el contexto crítico de crisis mundial y desorden nacional, para mantener el rumbo y aportar a la construcción de un Perú desarrollado y fuerte, contribuyendo a la apertura de oportunidades de progreso para todos sus ciudadanos.

 

 

Ing. Ec. Sergio Enrique Cuentas Vargas

 

Orcid: https://orcid.org/0000-0002-3011-2711