MERCEDES CÁRDENAS MARTIN

Mercedes Cárdenas representó como muy pocas personas lo que debe ser una profesora universitaria, ya que combinaba una incansable disposición para la investigación con una igualmente tenaz dedicación a la formación de nuevos profesionales.

Natural de Trujillo, realizó sus estudios superiores en Lima, en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), donde se graduó como bachiller en Humanidades en 1965 y como doctora en Letras en 1968. Ambos grados fueron obtenidos mediante la sustentación de investigaciones arqueológicas, bajo la asesoría de la doctora Josefina Ramos de Cox, su maestra y mentora. Fue sin duda bajo su influencia que Mercedes Cárdenas se introdujo en el mundo arqueológico, para no dejarlo nunca más.

Así, mientras era estudiante de Ramos de Cox, participó en las investigaciones que el Seminario de Arqueología del Instituto Riva Agüero de la PUCP llevó a cabo en las huacas Tres Palos, Pando y Palomino, así como en el sitio de Tablada de Lurín. Su ligazón con dicho seminario la llevó a tomar la posta de su maestra en 1974, puesto que ocupó hasta 1995. Por otro lado, participó en la implementación de la especialidad de Arqueología en la PUCP, y fue docente de dicha especialidad desde 1983 hasta sus últimos años.

Su labor de investigadora la llevó a retomar los trabajos en Tablada de Lurín, que continuaría hasta 1989. Las labores que allí realizó permitieron dimensionar la escala de uno de los cementerios prehispánicos más grandes del área andina e inspiraron posteriores investigaciones en el mismo sitio. Por otro lado, Mercedes Cárdenas dedicó gran parte de su vida al estudio de las culturas del Norte chico, en particular de la zona de Huaura, donde en 1977 realizó un valioso inventario de sitios arqueológicos. Debe mencionarse también su trabajo pionero en zonas difíciles de explorar, como el Macizo de Illescas o el Valle de Chao, también llevado a cabo durante esa época. Mercedes Cárdenas nunca se detuvo ante la necesidad de recorrer territorios desérticos para registrar sitios arqueológicos ubicados donde otros colegas no habían llegado aún. Dichos trabajos permitieron el registro de sitios tan importantes como Las Salinas, en el valle de Chao, que sería posteriormente investigado por Walter Alva, uno de sus discípulos.

Finalmente, cabe indicar que su obra incluye contribuciones en el rubro de la gestión de monumentos, como su participación en la creación del Museo Max Uhle en Casma, museo de sitio vinculado al monumento de Cerro Sechín, en cuyas labores de investigación y puesta en valor estuvo presente. El Museo Max Uhle es un emblema de museo moderno vinculado a un sitio arqueológico, sitio que, además, ha sido objeto de una completa monografía en dos tomos, publicada en la década de 1990, en cuya edición Mercedes Cárdenas participó activamente.

Este breve resumen de su vida y obra como investigadora refleja solo una de las dimensiones que hacen a Mercedes Cárdenas una figura relevante. La otra dimensión tiene que ver con su labor docente: en la PUCP, era profesora de los cursos de Arqueología Peruana, los cuales requerían, como ningún otro, de información gráfica que permitiese que los estudiantes aprehendieran en forma solvente la realidad arqueológica en la que se desempeñarían como profesionales. Así, en tiempos previos al Internet, la multimedia y programas como el Microsoft PowerPoint, Mercedes Cárdenas ofrecía un curso en el que abundaban las imágenes gráficas y fotográficas de monumentos y restos arqueológicos de todas las épocas, reunidas en una inigualable colección de diapositivas que ella misma había capturado durante su incansable paso por todo el Perú. Así, los estudiantes viajaban, a través de sus fotografías, a todos los rincones del territorio, pudiendo apreciar de primera mano el acervo arqueológico en el que irían a trabajar.

Es importante resaltar, por otro lado, que su labor docente no se restringía al aula. Mercedes Cárdenas expresó una constante preocupación por el crecimiento de sus estudiantes y, en tiempos de pocos recursos bibliográficos, ofrecía de manera generosa el acceso a su biblioteca (la mejor en Arqueología en Lima, en su momento) y, en ciertos casos, apoyaba en la obtención de autorizaciones de investigación e incluso en la gestión de recursos logísticos para las mismas.

En lo personal, fui testigo de la generosidad y dedicación docente de Mercedes Cárdenas, quien me permitió el acceso a literatura imposible de encontrar en las bibliotecas de entonces. Por otro lado, me orientó en el contacto de personal calificado para el revelado sensible de fotografías mientras preparaba mi tesis de licenciatura. Posteriormente, cuando preparaba mi investigación doctoral, Mercedes Cárdenas me apoyó con la habilitación de espacios en el seminario que dirigía para los estudios de gabinete. Dicho apoyo venía acompañado de la constante, afectuosa y severa admonición a culminar la tesis. Es necesario señalar que en ningún momento hubo algún tipo de insinuación o pedido de retribución a todos los favores y ayudas proporcionadas. Lo de Mercedes Cárdenas era generosidad pura y desinteresada.

Un detalle que refleja su personalidad es que, en todo el tiempo que nos conocimos (y puedo quizás generalizar esta experiencia a la de otros compañeros y compañeras), siempre se dirigió a mí empleando el usted. Lejos de expresar distanciamiento o frialdad, este trato era un mensaje de profundo respeto por el interlocutor (en este caso, sus estudiantes), el mismo respeto que pedía para ella.

Mercedes Cárdenas fue, en ese sentido, una figura trascendente por sus aportes concretos al conocimiento arqueológico, pero, sobre todo, por los valores éticos y profesionales que personificó y supo comunicar a sus estudiantes. Es esto lo que la convierte en un personaje inolvidable.

Rafael Vega Centeno Sara Lafosse

Figura 1. Mercedes Cárdenas Martin, profesora del departamento de Humanidades de la PUCP, ca. 1980.

Repositorio Institucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú, recuperado de http://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/121375