Figura 1. Luis G. Lumbreras Salcedo disertando sobre Símbolos del Poder en el Perú Antiguo. Acompañan en la mesa de izquierda a derecha: José Alva Chancos, Javier Alcalde Gonzales y Freddy Virgilio Cabanillas.

Mi maestro, Luis Guillermo Lumbreras nació el 29 de julio de 1936 en Ayacucho, histórica región andina con cuya raigambre inició un vínculo indisoluble con la historia de los Andes, sus gentes y sus territorios. Con una vida dedicada a la investigación y la docencia, Lumbreras será sobre todo el maestro de generaciones en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), donde fue reconocido como Profesor Emérito, reconoci- miento que le enorgullecía y lo mantenía en contacto con la vida universitaria, recibiendo la constante visita de gran diversidad de estudiantes. Lumbreras, también constituye una figura fundamental en la historia de la ar- queología latinoamericana contemporánea, pues transformó las bases teóricas y metodológicas de la disciplina practicada en nuestra América al introducir el Materialismo Histórico y Dialéctico, no sólo a la luz de los textos de Mariátegui, o los planteamientos de Choy, o las lecturas de Gordon Childe, sino también en el rigor científico y el disciplinado trabajo intelectual que le llevó a consolidar categorías y conceptos propios del estudio histórico de los Andes. Su propuesta teórica reconoce las contradicciones entre el concreto dato arqueológico andino y las representaciones e interpretaciones que hacemos de ello los investigadores, lo cual denotó en su preocupación constante por un estudio de la historia de pueblos y territorios de gentes activas, trabajadoras y creativas. Una historia como experiencia colectiva que reemplace a la antigua “prehistoria” de culturas con artefactos y ruinas.

Lumbreras se formó académicamente en UNMSM, graduándose doctor en 1961. Fue orientando así su perspecti- va teórica y su correspondiente praxis hacia una arqueología comprometida con la transformación social. Todo lo cual se concreta cuando, apenas egresado, asume la docencia en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle en 1958. En 1963 retornó a Ayacucho como catedrático de la Universidad Nacional de San Cristó- bal de Huamanga, donde participó en primera línea de la fundación de la primera Facultad de Ciencias Sociales del país, de la que fue decano en 1965. Este proyecto académico respondía a su profunda convicción de que las Ciencias Sociales debían comprometerse con la comprensión y transformación de las realidades regionales histó- ricamente marginadas de nuestro país. En 1966 retorna a la UNMSM, en donde impulsa la creación de la Facultad de Ciencias Sociales conjuntamente con Pablo Macera y Aníbal Quijano. Durante este período, dirigió el Museo de Arqueología y Etnología de la UNMSM (1968-1972), y además, en 1975 consiguió la creación del Departamen- to Académico de Arqueología. Son estos años en los que se consolida su pensamiento teórico y su praxis docente, producto de lo cual tomará forma "La Arqueología como Ciencia Social" (1974). Lumbreras más allá de conceptos de época formuló bases para una práctica arqueológica que, con base empírica, pudiese abarcar una compresión

devenir vol. 12, n°23, enero - jUnio 2025, pp. 5-8 - in memoriam issn 2312-7562 e-issn 2616-4949 Universidad nacional de ingeniería, lima

doi: https://doi.org/10.21754/devenir.v12i24.2813

de las formaciones sociales pretéritas y presentes. El libro planteó una arqueología explícitamente social, por lo tanto, partícipe de un objeto de conocimiento común a toda la ciencia social: La historia, y en consecuencia una arqueología comprometida con la comunidad y su presente.

Sus investigaciones en Chavín de Huántar demostraron la aplicabilidad del enfoque materialista a la metodo- logía de lectura y estudio de los contextos arqueológicos concretos. Luego de una gran sucesión de libros y artículos sobre el tema se publicó "Chavín de Huántar: Excavaciones en la Galería de las Ofrendas", gracias a la KAVA en 1993. Este volumen sintetiza décadas de investigación rigurosa. Presenta el análisis de los materiales arqueológicos en sus diferentes niveles contextuales, siguiendo clasificaciones morfo-funcionales de los arte- factos, detallando la correlación de las ofrendas, los sedimentos, las construcciones, Lumbreras pudo acercarse a las relaciones productivas y a las instituciones de Chavín. Comprendiendo las dinámicas sociales, políticas e ideológicas, y así superando las interpretaciones puramente estilísticas o culturalistas prevalecientes. Este trabajo arqueológico concreto, evidenció cómo la praxis arqueológica científico-social permitía estudiar las relaciones de producción y reproducción social a partir del registro material recuperado a través de una me- todología de bases históricas y dialécticas. La producción bibliográfica de Lumbreras es de una vastedad, di- versidad e importancia que requieren de un amplio estudio, o compilaciones revisadas como la importante “Arqueología y Sociedad” editada por González Carré y Del Águila.

Lumbreras también asumió otras responsabilidades de gran importancia. Entre 1973 y 1978 fue director del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. Desarrollando concepciones museográficas orientadas a vincular a la comunidad con las grandes síntesis arqueológicas de períodos históricos y áreas culturales, una for- ma de acceso amplio al conocimiento del patrimonio arqueológico. En 1982 fundó el Instituto Andino de Estudios Arqueológicos (INDEA), organización que editó la "Gaceta Arqueológica Andina", la cual fue uno de los principales órganos de difusión durante las décadas de 1980 y 1990 de la Arqueología Andina en general y de la Arqueología Social en particular, gracias sobre todo a los artículos teóricos de Lumbreras. Hacia 1990 dirigió el Museo de la Na- ción, así como el Instituto Nacional de Cultura del 2002 al 2006. También ejerció docencia en Cataluña y Alemania, así como altos cargos académicos en Brasil. Fue distinguido como profesor emérito de la Universidad Nacional Ma- yor de San Marcos (1987) y de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (1998). Además, de recibir el Premio Nacional de Cultura (1970), el Premio Humboldt a la Investigación Científica en Alemania (1993), el Premio Nacional de Investigación Científica (1996) y el Premio al Mejor Arqueólogo Latinoamericano y del Caribe (2013).

Como testimonio de su compromiso con la democratización del conocimiento, donó su colección bibliográfica personal de más de catorce mil ejemplares al Centro de Documentación del MUNA, asegurando que su biblio- teca especializada estuviera disponible para futuras generaciones de investigadores.

Lumbreras falleció en Lima el 9 de noviembre de 2023, a los 87 años. Su legado demuestra que la investigación de los hechos materiales de la historia, constituye la recuperación de la experiencia social requerida para el presente. Su afirmación: "Si la arqueología no me sirve para entender lo que pasa en mi país ahora, de verdad no vale la pena" brindada en una entrevista publicada en Chile, representa una reflexión epistémica y una demanda ética.

Javier I. Alcalde Gonzales1

Referencias.

Alcalde, A. (2007). Arqueología Social. El Reposo del Badilejo. pp. 21 - 25. Orbis Tertius, Instituto Chincha.

Kelly, P. Fuenzalida, N. Sierralta, S. Rebolledo, S. Águila, N. Sepúlveda, J. (2019). ''Si la Arqueología no me sirve para entender lo que pasa en mi país, de verdad no vale la pena''. Entrevista de Luis Guillermo Lumbreras. Boletín de la Sociedad Chi- lena de Arqueología (49).

Lumbreras, L. (1974). Arqueología como Ciencia Social. Ediciones Histar.

Lumbreras, L. (1993). Chavín de Huántar, excavaciones en la Galería de las Ofrendas. Kommission für Allgemeine und Verglei- chende Archäologie KAVA.

Lumbreras, L. (Del Águila, C. Gonzáles, E.) (2005). Arqueología y Sociedad. Institutos de Estudios Peruanos.

1. Arqueólogo por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde fue dos veces director del Museo de Arqueología y Antropología. Estudia temas en Arqueología y Museología Social, Territorio Histórico, así como en Epistemología. Ha realizado trabajos de campo en Chincha, Nasca, Ilo, Áncash y La Libertad.