PATRIMOINE, POLITIQUE ET SOCIETÉ

PATRICE BEGHÁIN

PRESSES DE SCIENCES PO, PARÍS - FRANCIA, 2012

Reseña de José Hayakawa Casas

Nacida en medio de una aproximación prioritariamente estética, la noción de patrimonio conoce desde hace algunos decenios un desarrollo internacional considerable y se ve, en un medio marcado por la diversificación cultural de las sociedades y por la mundialización, expuesta a nuevos desafíos.

La explosión del turismo de masas, la cual tiene por corolarios la uniformización y el mercantilismo así como el debilitamiento del rol del Estado y la primacía de lo económico hacen pensar en los nuevos riesgos que hay sobre la integridad de los bienes patrimoniales, sean estos materiales o inmateriales. Ellos también deben ser conservados de la amenaza conjunta del comunitarismo y del repliegue identitario, a fin de devenir en valor de intercambio y compartimiento. La autora apela a un nuevo “pacto patrimonial” tanto al interior de cada sociedad como en las relaciones entre países, con un balance entre la delicada cuestión del retorno de los bienes culturales a su país de origen, que se desarrolla aquí como objeto de un aproximación comprometida.

Este libro posee una sección introductoria que plantea una reflexión diacrónica y amplia acerca de la evolución de la noción del patrimonio, ya desde los orígenes de la humanidad como noción de preservación contra el normal desgate del tiempo sobre todo, pasa por la vocación de los coleccionistas más ilustrados para finalmente, llegar al surgimiento de la noción de actuación pública asociado al Estado-Nación de la era moderna como herencia compartida. Dicha reflexión llega a las vicisitudes actuales.

El primer capítulo de esta publicación nos presenta de una forma sintética, pero profunda, la relación entre patrimonio y política, afirmando su condición de binomio, para lo cual propone un recorrido que va desde los humanistas italianos a los pontífices romanos; la aparición de la experiencia francesa desde los orígenes mismos de la Revolución Francesa hasta la llegada del anticlericalismo para finiquitar esta parte con los expoliadores y depredadores del patrimonio. El segundo capítulo aborda el tránsito de la noción de patrimonio (en singular) a patrimonios (en plural), para lo cual desarrolla el avance protagónico de los museos, el “síndrome del Gran Louvre”, la mutación que afrontan los museos en relación a nuevos desafíos, las tradicionales prácticas restrictivas del patrimonio monumental, el pretendido liderazgo de “cierto patrimonio” y la aparición reciente del “patrimonio cultural inmaterial” como gran avance e innovación en este devenir disciplinar y ontológico. La tercera parte incide en el buen y mal uso de la economía del patrimonio que eventualmente propicia y otras veces desvirtúa el sentido de dicho patrimonio. La cuarta parte reflexiona sobre la relación entre “artificio” y “realidad”, a través de la ruptura del vínculo social y su instrumentalización. El quinto capítulo propone la evolución desde el monumento al territorio, desde los tránsitos “del contexto a la pertenencia” o “la ciudad como patrimonio”. La sexta y sétima parte desarrollan la identidad como relación convergencia-divergencia a partir del “retorno a lo local” y la dicotomía “universal y nacional”. Finalmente, la octava parte reconstruye el trinomio memoria, poder y patrimonio en términos de las diversas combinaciones y manifestaciones que sus desiguales relaciones poseen.

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