En la actualidad existen diversas formas de trabajo que realizan las trabajadoras sexuales, muchas de ellas se encuentran asociadas a un submundo marginal difícil de abandonar (Jáuregui, 1996). Es entonces que el lugar donde se desarrolla la actividad más antigua, llamado muchas veces prostíbulo, burdel o casa de citas, se convierte, para la sociedad, en un bien que genera un estigma patrimonial, porque refleja el submundo de la inmoralidad o de una doble moral y acompaña a la sociedad como un elemento marginado de la ciudad donde suele ocurrir un íntimo conjunto de complicidad social normalmente asociado al hombre.
Según García (1999), las actividades destinadas a definir, preservar y difundir un patrimonio cultural como lugar de complicidad social, amparadas por el prestigio histórico y simbólico de los bienes patrimoniales, incurren casi siempre en cierta simulación al pretender que la sociedad no está dividida en clases, etnias y grupos o, al menos, que la grandiosidad y el respeto acumulados por estos bienes trascienden esas fracturas sociales (p. 17). En este sentido, la sociedad que residía en la década de 1970 en la ciudad de Chimbote, posterremoto, mostraba un ambiente optimista, bohemio y romántico de una ciudad que, para ser bastante joven, ya tenía su propia tradición literaria y que, casualmente, toda literatura narrada vinculaba historias de una población laboriosa de pescadores y obreros del acero con una visión poética, en un prostíbulo que, poco a poco, fue tomando mayor protagonismo (Cueto, 2006, pp. 3-6).
El contexto pesquero de los setenta marcaba los inicios de los experimentos con la anchoveta y la gran inversión en fábricas conserveras, harineras y de aceite, lo cual originó la llegada de muchas personas de distintas partes del país y con diferentes culturas y costumbres a Chimbote. Allí estaban algunos de los zorros a los que describía Arguedas en sutexto (El Peruano, 2016).
Así también, Chimbote ha presentado grandes transformaciones culturales desde los migrantes andinos en la historia, en la época de los sesenta y setenta. Ello se ve reflejado en la obra de Arguedas, quien convirtió a Chimbote en una figura emblemática para diversas teorías sobre el encuentro y desencuentro entre las culturas andinas orales, tradicionales y rurales, por un lado, con culturas costeñas occidentales, cristianas, letradas, modernas, urbanas y cosmopolitas, por el otro. Marcó un antecedente literario para la ciudad con su publicación El zorro de arriba y el zorro de abajo (Arguedas, 1971), donde menciona la realidad y la utopía del prostíbulo Tres Cabezas, que luego abrió las puertas a otras búsquedas desde el arte, la literatura, la sociología, la antropología, entre otros, para este establecimiento.
Las ciudades al surgir suelen aferrarse a un sentir plural, a un momento, hecho, acontecimiento que empieza a formar parte del legado de las personas y por ende su historia. Cada hecho, edificación, complejo, etc., va tomando significado según las circunstancias y hechos, pero en efecto para una ciudad pesquera como Chimbote, no solo fue el huano y la pesca quienes marcaron sus inicios, sino también un complemento perfecto para la algarabía que generó la gran riqueza en el comercio sexual o llamado por muchos pobladores “el chongo”, como solían denominar antiguamente al prostíbulo, pues la población de Chimbote buscaba liberar su desenfreno y diversión en los servicios de la noche, quienes con el tiempo fueron concentrándose en burdeles (Guzmán y Rubio, 2008). Este tipo de actividad social y lugar de encuentro, fueron creando tradiciones familiares, donde muchos padres de familia enviaban a sus hijos, al cumplir los 18 años, a visitar un prostíbulo. Y si bien, es una actividad que para muchos es “inmoral”, para otros representa simplemente una actividad de entretenimiento más, que fuera de lo prohibido por la sociedad, se convierte en una especie de terapia. Es por ello que, el prostíbulo Tres Cabezas fue migrando de ubicación respetando una cualidad muy particular, un lugar al límite de la ciudad, mientras la ciudad crecía hacia el sur, ellos iban moviéndose con el tiempo lejos de los problemas con la “sociedad moral”, lejos de los conflictos de la noche y reflejando cada vez más un lugar de liberación, de salir del día a día, como visitar una casa de campo, pero donde encontrabas compañía, buena música y un espacio donde ser tú sin ser juzgado por nadie.
Actualmente, son pocos los vestigios de lo que fue Chimbote dentro de la ciudad; sin embargo, este burdel, denominado Tres Cabezas, siendo el más antiguo aún está en pie y lleva más de medio siglo “abasteciendo” y acompañando el crecimiento de la ciudad. Hoy, al encontrarse estratégicamente ubicado en el borde natural y sur de la ciudad (ver Figura 1), en la periferia del río Lacramarca como parodiando un oasis, se encuentra rodeado de una gran vegetación de la zona, escondiéndose del resto de la ciudad, pese a su respaldo legal, pues la prostitución no es un delito en el Perú, pero vinculándose también con Nuevo Chimbote, un sector que se aferra a la historia e identidad chimbotana. Por todo ello, no estaría completa la identidad de Chimbote si no hubiera existido ese desenfreno y diversión de los pobladores que traían riqueza a la ciudad y, en conjunto con la pesca y el acero, acompañaron su desarrollo.
Sin embargo, si ponemos en lista los patrimonios con los que cuenta la ciudad de Chimbote, no vamos a encontrar un patrimonio definido, protegido, o de gran relevancia además del “Hotel de Turistas”, que refleja ese intercambio cultural, debido a las visitas constantes de diferentes ciudades del país y el extranjero de aquella época. Si existen monumentos referidos a la identidad de cada ciudad, por qué no tener un monumento al comercio sexual del estigma sociopatrimonial de Chimbote, como el arquitecto Roberto Prieto Sánchez los denomina en su libro Guía Secreta: Barrios rojos y casas de prostitución en la historia de Lima (2009), donde muchas generaciones lo adoptan como su lugar de encuentro y liberación, que les permite ser ellos mismos, no solo por un tema netamente fisiológico sino incluso psicológico. Siendo paradójicamente un lugar tabú para la ciudad que rompe tabúes para los hombres.
Diseño metodológico
La investigación parte de la pregunta general ¿El prostíbulo Tres Cabezas influye en la ciudad de Chimbote como patrimonio?, y las siguientes preguntas específicas: ¿Cuál es la influencia del prostíbulo Tres Cabezas en la historia y memorias de la ciudad de Chimbote?, ¿cuáles son los valores patrimoniales que mayor desempeño tienen en el prostíbulo Tres Cabezas de Chimbote?, y ¿cuáles son las principales divergencias y coincidencias entre los sujetos patrimoniales y Tres Cabezas?
Para poder responder tales preguntas, se determinó tres aspectos fundamentales para la triangulación de técnicas e instrumentos de la investigación: los sujetos patrimoniales, el objeto patrimonial, y los valores patrimoniales.
En el caso de los sujetos, se aplicaron entrevistas a dos tipos de actores: internos y externos, según los clasifica Mechato (2020), para responder a la pregunta general y las específicas (ver Tabla 1).
Los actores internos fueron resguardados bajo el anonimato, debido a la relación privada e íntima del entrevistado con el tema de estudio. Así también, debido al tiempo de la investigación, se consideró un mínimo muestral representativo. En el caso de los residentes de la zona, se entrevistó a un joven, un adulto y un anciano, para analizar sus diferentes perspectivas sobre el caso de estudio, al igual que los clientes del servicio.
En el caso del objeto patrimonial, se utilizó la observación para un análisis físico-espacial, funcional y patológico, como lo plantea la segunda fase de la estructura metodológica para la intervención en el patrimonio construido de Alejandro Novacovsky (2001). En el caso del análisis del momento del objeto patrimonial, se realizó una revisión documental, constructiva y urbanística, como lo plantea la primera fase de la metodología en mención, para determinar cómo influye el prostíbulo Tres Cabezas en la historia y la memoria de la ciudad de Chimbote (ver Tabla 2).
En el caso de los valores patrimoniales, se determinó adaptar la rúbrica de Chang (2020) para poder abordar los ítems de las entrevistas, así como para la técnica de la observación mencionada (ver Tabla 3).
Dentro del proceso de investigación, se emplearon nuevas herramientas tecnológicas y virtuales para recabar información, la opinión de los actores y las entrevistas a los expertos y asociaciones, que nos permiten ahondar en cada aspecto del presente trabajo. Ello se debió a que la investigación fue desarrollada en medio de la pandemia del COVID-19 (ver Figura 2).
Marco teórico
Comúnmente, cuando se piensa en un objeto patrimonial y en su conservación, la imagen más lejana que se tiene —por lo menos al principio— es la de un prostíbulo. Sin embargo, Joan Feliu (2018) menciona que la conservación del patrimonio no debe dejar de sumarse a un proyecto común, compartido, solidario y social. No se puede separar la gestión del patrimonio de la cultura histórica, ni de la historia de la cultura. Así también, Feliu (2018) menciona que su gestión debe realizarse desde la contemporaneidad y que la praxis cultural no puede dejar de ser, en principio, polémica y crítica, pues un patrimonio tiene valor múltiple y variable.
Esta postura motiva a investigar el valor múltiple y variable mencionado por Feliu (2018) en un establecimiento como un prostíbulo, un establecimiento que ha acompañado el desarrollo sociocultural de una ciudad de puerto, como Chimbote, que no fue ajena a su existencia y sobre todo a su permanencia en el tiempo, considerando, además, que en la actualidad muchos temas han dejado de ser tabú, como la reciente valorización de la cultura erótica del Perú.
Un aporte relevante y primordial para este estudio es la categorización de valores patrimoniales propuesta por Ballart (2001): valor de uso, valor de forma y valor símbolo.
Por otro lado, existen aportes en relación con el placer como transgresión. Para Michel Foucault (2008, p. 152), es una denominación que engloba espacios que siempre están en movimiento y se relacionan con los demás, pero a la vez contradicen a todos; generando dos formas de espacios: las utopías (espacios irreales) y las heterotopías, siendo espacios reales, localizables, que vinculan todos los demás espacios, pero a la vez son diferentes de todos. En ese sentido, el objeto patrimonial de la investigación es un sitio de esparcimiento popular, de ubicación conocida, pero de un carácter diferente al resto de la urbe.
En el siglo XVII se dispusieron los burdeles a lugares en relación al control de las acequias, al cuidado de las fuentes de agua y especialmente al estudio de los vientos, ya que según el pensamiento de aquella época las brisas dispersaban por toda la ciudad los miasmas que provenía de estos lugares. (Foucault, 2008, p. 25)
Al parecer, Tres Cabezas sigue esta tradición al ubicarse junto al río Lacramarca, al límite de la ciudad. Así también, bajo ciertos conceptos religiosos y morales, se logra expulsar a la prostitución de las urbes, y posteriormente se crearon burdeles apartados, ya que ponían en riesgo la integridad de las personas. Por otro lado, debido a que la moral de muchas sociedades no permitió este tipo de establecimientos, tampoco se generó una tipología específica, por lo que muchas veces se camufló dentro de otras funciones, teniendo un especial arraigo al crear nuevos lenguajes (Foucault, 2008, p. 152). Es así que los sujetos patrimoniales que representan diferentes roles de la sociedad denominan con términos de conocimiento popular, como “los parroquianos”, a aquellos que se vinculan con Tres Cabezas, camuflando irónicamente a estos actores con términos ligados a la religión.
Por otro lado, Spyker (2018) menciona que la identidad incorrecta es aquella que te mantiene en círculos viciosos, vicios que forman parte del ocio de las sociedades y que muchos de ellos son legales porque, como dice Feliu (2018), nos hacen felices. ¿No es el “vicio a la felicidad” lo que los atrae a este establecimiento?
De ahí el origen de un estigma patrimonial, pues está en los estereotipos y mitos injustos, heredados de siglos de incomprensión. El silencio que lo rodea y que la ha convertido en tabú ha mantenido el estereotipo, que es una idea o imagen aceptada de común acuerdo por la sociedad que permanece invariable (Federación de Euskadi de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental [Fedeafes], 2013, p. 23), como lo es un “prosti-tabú” para muchos, solo porque la historia religiosa así lo dice, convirtiéndose en un patrimonio incómodo, que, según Gil (2007), son aquellos objetos, sitios o manifestaciones cuya existencia no resulta de “utilidad pública” o “interés social” sino de unos cuantos, y que puede llegar incluso a ser molesta al no encajar o ser contradictoria con los razonamientos culturales del momento. ¿Ese momento ha cambiado? ¿La sociedad ha cambiado? (ver Figura 3)
Por otro lado, se consideró revisar la historia de los prostíbulos desde una mirada internacional con el prostíbulo Oikema, la planta de la ciudad ideal de Sforxzinda, y en nuestro país, gracias a Prieto y su libro, para finalmente contrastar con la cruda historia de Chimbote como la “Gran Zorra” contada por Barrios (ver Figura 4), dejando en claro que, en la actualidad, la arquitectura contemporánea es caracterizada por lo indefinido que puede estar ligado a un estilo de vida y a una contradicción eterna entre la convivencia y la tensión. Entonces ¿no es evidente?, ¿la identidad no se forja de todo lo bueno y malo que se encuentra en constante adecuación?
Marco histórico-contextual
Para una mejor compresión de las características particulades del objeto de estudio, se planteó un análisis de cuatro casos; dos de ellos en un contexto similar (La Colonial y Gatitas Vip, en Trujillo), un caso de la antigüedad (Oikema, en Francia) y un caso moderno (Sheri’s ranch brothel, en Estados Unidos). De tales casos, se identificaron diferencias y semejanzas. En las semejanzas se puede identificar la ubicación en la periferia de las ciudades, su función compuesta por áreas comunes y diversidad de habitaciones con acabados simples y muy elaborados, y en cuanto a las diferencias, la forma se caracteriza por ser compacta y paralelepípeda, con una tendencia horizontal. Respecto de los valores patrimoniales, se encontró el valor de uso como el más significativo y el valor formal destacó en los casos internacionales.
Presentación de resultados
Las entrevistas a los actores externos e internos, la revisión literaria y la observación en campo determinaron que la estimación como patrimonio es valorizada en un nivel 3 con respecto a un valor simbólico, en un nivel 3 con respecto al valor de uso y un nivel 2 con respecto al valor formal.
A través de la revisión literaria y las entrevistas, se identificó que la actividad económica que caracterizaba a la ciudad de Chimbote, la pesca y el acero, siempre estuvo acompañada de una actividad oculta: la prostitución. Esta dejó un legado muy importante en la literatura (ver Figura 5), que formó parte de las características intrínsecas de la sociedad de aquella época y que con el tiempo fue adecuándose al cambio cultural que tuvo la ciudad, pero nunca desapareció, por el contrario, se ubicó estratégicamente ya no solo para resguardar la actividad nocturna, sino para establecer una infraestructura que da una apariencia de que siempre estuvo destinada a estar ahí (ver Figura 6).
Chimbote fue conocido a nivel internacional como el primer puerto pesquero que reflejó el boom pesquero en los años setenta, colocándose en los ojos del mundo y convirtiéndose en una especie de ombligo-pesquero, que trajo consigo una internacionalidad y multiculturalidad, donde se inició una separación social entre las personas que provenían de la sierra y los costeños, mucho más aun de extranjeros. El dinero se derrochaba y era de esperar que ciertos personajes utilizaran estrategias para que las personas no solo ganaran dinero sino que también gastaran en la misma ciudad, por lo que las ofertas eran variadas y una de las más solicitadas era el servicio que brindaban los burdeles. Sin embargo, a través del tiempo, este tipo de infraestructura se trató de tapar, discriminar y negar, ya sea por cuestiones políticas y religiosas o simplemente por existir con una doble moral de la sociedad. Es por ello que actualmente Chimbote es conocido para las nuevas generaciones solo, como su lema indica, como “La ciudad de la pesca y el acero”, aunque esta denominación oculta parte de su historia.
Por otro lado, al realizar un estudio de campo, se determinó que, en la actualidad, el objeto patrimonial se ubica al borde sur de la ciudad de Chimbote (ver Figura 6). Sin embargo, al mostrar la ubicación estratégica de su paradero final, se vincula también a la ciudad nueva del sur, Nuevo Chimbote, formando parte de un remate de la amalgama entre los dos lugares, inmerso en un área natural que con el paso del tiempo se ha convertido en el espacio para el encuentro social.
La Figura 6 muestra claramente cómo, además, vincula el gran nodo de equipamiento urbano denominado “para el deleite” y abastecimiento de los pobladores y, por qué no, también hacer una analogía con el deleite y abastecimiento del alma, o carnal, ligando este vínculo de paisajes a un comercio sexual. Sin embargo, la normatividad urbana actual, oculta lo evidente. Según el Plan de Desarrollo Urbano ciudad de Chimbote y Nuevo Chimbote 2020-2030, la ubicación actual del prostíbulo Tres Cabezas se encuentra dentro en un área no urbanizable por su ubicación en un área de reserva natural o área protegida, lo cual es aceptable por el gran valor paisajístico que el lugar presenta. Sin embargo, pese a sus años de existencia, el prostíbulo Tres Cabezas no se encuentra identificado dentro de los equipamientos urbanos existentes.
Respecto de los valores patrimoniales, las entrevistas permitieron estimar el valor simbólico con un nivel 3 de 5 (ver Tabla 6). Según las subcategorías que se mostraron en la Tabla 3, los prostíbulos tienen un valor documental, un valor histórico, porque nos dicen algo de la ciudad, nos brindan amplitud para conocer el pensamiento de las personas, sus formas de vida, su comportamiento y sus costumbres. Desde ese punto, el prostíbulo Tres Cabezas es, sin duda, “ese documento histórico” que ha acompañado al puerto de Chimbote a lo largo de los años, aportando un nivel 3 de 5 a su valor de existencia, valor de legado e identidad.
Chimbote tuvo un crecimiento desmesurado, pasando de ser una caleta con no más de 5.000 personas en la década de 1950, a tener 250.000 habitantes en solo 10 años, convirtiéndose en el primer puerto pesquero del mundo, a raíz de la industrialización y migración a la costa del Perú. Pese a ello, mientras más crecía el puerto chimbotano, Tres Cabezas no desaparecía; por el contrario, se posicionaba mejor en la ciudad; cuanto más mejoraba la pesca y había más dinero, el prostíbulo iba aumentando paulatinamente su precio, adecuándose a la diversidad social.
El prostíbulo Tres Cabezas es, indudablemente, una fuente de inspiración para muchos artistas. Tiene muchas historias que contar, es una mezcolanza de vidas. Evidencia de ello es que personajes reconocidos nacional e internacionalmente por su composición literaria, como José María Arguedas en su libro El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971); Luis Fernando Cueto, en su libro El diluvio de Rosaura Albina (2014); Dan Ruiz Castillo, en su crónica “La puta es la miseria” (2018), y Jaime Guzmán y Augusto Rubio, en su libro La Santa Cede (2008), han tomado como protagonista a este prostíbulo. Incluso, la presentación de este último libro se realizó en el referido prostíbulo. La Santa Cede es el primer libro peruano presentado en un prostíbulo, Tres Cabezas, donde Arguedas era asiduo. Los escritores de Chimbote firmaron el manifiesto ese día, declarando, desde su punto de vista, al prostíbulo como patrimonio cultural de Chimbote.
En el caso del valor formal, la estimación es de un nivel 2 de 5 (ver Tabla 6). Al analizar este valor, la vista en planta de esta infraestructura evoca la tipología de una casona limeña, por la configuración de sus espacios; sin embargo, esta relación y su distribución sobre la base de un eje paralelo al río desencadenan una tipología particular para su tipo, pues estos establecimientos suelen ser clandestinos, informales y estar ubicados en lugares readecuados para la actividad nocturna; no obstante, su posicionamiento e implantación parece ser pensado por un especialista, representando su valor de originalidad con un nivel 3, como los académicos determinaron, generando una clasificación clara del tipo de servicio y relacionando el espacio de “conocerse” en este patio central y la actividad como fin ineludible del servicio brindado (ver Figura 7).
Por otro lado, con respecto al estudio patológico y la materialidad del objeto, presenta tres condiciones: la primera refleja el sector del recinto antiguo edificado de adobe y techo de quincha, con zócalos de piedra que rodean el espacio central; la segunda presenta un gran corredor como eje lineal que configura el sector con un zócalo más simple de tarrajeo rugoso y la fachada renovada con material noble, enmarcando el ingreso principal, dejando un espacio previo de recepción ligada a un eje curvo de aproximación, que se asoma mientras la mirada del usuario se acerca cada vez más al recinto, y la tercera está ligada al segundo sector, que se encuentra clausurado por falta de mantenimiento, sin embargo, representa el gran salón de encuentro social que se encuentra mencionado en varios extractos de la literatura chimbotana.
Respecto del valor de uso, la estimación es de un nivel 3 de 5 (ver Tabla 6). Conformado por un valor social como el más significativo con un nivel 4 y un nivel 3 para el valor funcional y científico. Presenta dos categorías de habitaciones: la primera, del mejor servicio, al borde del patio central con comunicación a la cantina, mientras que la segunda categoría se encuentra en un gran pabellón que tiene un remate visual en este mismo patio central, con un servicio intermedio (ver Figura 8). Por otro lado, el sector clausurado ofrecía el servicio más cómodo para personas de bajos recursos.
Es así que, indudablemente, la relación de Tres Cabezas y la ciudad representa una vinculación social, para ese lado que nadie menciona, para esa actividad que nadie desearía, pero se sabe que es necesaria para la ciudad, no solo como un abastecimiento ante una necesidad, sino también como una calma ante tanto conflicto mental de la sociedad, ya que en otras ciudades, como Huancayo, al cerrarse el prostíbulo local, el número de violaciones a mujeres aumentó severamente. Por esta razón, la ubicación de esta infraestructura no solo se encuentra vinculada, sino a la vez aislada y recubierta por el área natural, para hacerla accesible pero lejana al mismo tiempo, cumpliendo así con ambas posiciones de la sociedad, para quienes sí lo consideran necesario y para quienes simplemente se han acostumbrado a la idea de su existencia.
Respecto de los sujetos patrimoniales, como resultado de las entrevistas, en primer lugar, se encontraron casos muy particulares fuera de los actores ya mencionados en la parte metodológica (actores internos y externos). Estos actores fueron denominados según el rol o relación que presentan con el objeto patrimonial, y dejan en claro el lado oculto de los pobladores de Chimbote y su relación con Tres Cabezas (ver Figura 9).
Eje de primer nivel
Conformado por actores que se encuentran estrechamente relacionados con el objeto patrimonial, parte de ellos fueron denominados por códigos o jergas de los que participan activamente en el objeto patrimonial.
- rabajadoras sexuales: mujeres mayores de edad que se dedican a ofrecer servicios sexuales bajo las normativas dispuestas por el establecimiento.
- La “mami”: la dueña del prostíbulo, quien dirige toda la organización, desde el contrato de las trabajadoras sexuales hasta las reglas establecidas dentro del prostíbulo y lo prohibido a los parroquianos.
- La seguridad: personas encargadas de manejar el control dentro del establecimiento y resguardar el cumplimiento de las normativas del servicio sexual.
- El monitoreo: personas involucradas para monitorear la salud y el servicio ofrecido por las trabajadoras sexuales, así como el establecimiento.
Eje de segundo nivel
Conformado por actores que se encuentran casi siempre relacionados con el objeto patrimonial.
- Los parroquianos: se denomina así a las personas que son fieles clientes del servicio brindado por las trabajadoras sexuales.
- Los visitantes: denominados así debido a que son personas que asisten al establecimiento; sin embargo, no hacen uso del servicio ofrecido por las trabajadoras sexuales. Su característica diferencial es que son personas que aceptan abiertamente haber visitado el establecimiento.
- Los anónimos: personas que asisten al establecimiento de manera esporádica y prefieren no revelar su identidad o niegan haber asistido al establecimiento.
- Los pacientes escuchados: personas que asisten al establecimiento y pagan por el tiempo de las trabajadoras sexuales; sin embargo, no hacen uso del servicio físico, sino que prefieren convertirse en pacientes que cuentan sus problemas o conflictos personales mientras se sienten en compañía.
- Los actores open mind: personas que no han asistido aún al establecimiento, pero reconocen que en algún momento podrían ir sin ningún problema, porque toman al prostíbulo como una infraestructura más de servicio si el cliente lo necesitara. Están a favor del objeto patrimonial e incluso esperan que el servicio mejore cada vez más.
- Los curiosos externos: personas que sienten mucha curiosidad por asistir a estos establecimientos y siempre intentan conocer cada vez más; sin embargo, no han logrado asistir en ninguna oportunidad al establecimiento, debido a algún tabú o patrón cultural que les prohíbe dar el siguiente paso.
Eje de tercer nivel
Conformado por personas que engloban los dos niveles anteriores y que no necesariamente están relacionados con el objeto patrimonial directamente, pero son agrupaciones necesarias de mencionar.
- La Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex): organización que defiende los derechos de las trabajadoras sexuales.
- Los opositores: personas que están en contra de la existencia del objeto patrimonial. La mayoría son personas involucradas en alguna religión o asociación que vela por la moral.
- Los agnósticos: personas que no creen en la existencia de los prostíbulos; no se lo preguntan, no les interesa y se niegan a opinar al respecto.
- Los eclécticos: personas que no están ni a favor ni en contra del objeto patrimonial.
Por otro lado, presentamos la mirada de los actores externos e internos (ver Figura 10) de manera directa, recopilada a través de entrevistas, para conocer a través de esta muestra las reflexiones, las fortalezas, las debilidades, las consideraciones y los valores que reconocen en el objeto patrimonial.
Mirada externa de los sujetos patrimoniales
Ver en la Tabla 4.
Mirada interna de los sujetos patrimoniales
Ver en la Tabla 5.
El valor de legado histórico y social son los valores en los que más coinciden los sujetos patrimoniales entre un nivel 3 y 5. El valor funcional es el punto en el que cinco de seis de los sujetos lo califican con un nivel 3. Los residentes de la zona son los que califican con menor puntaje a todos los ítems de valor, variando el nivel de 1 a 4. El valor educativo genera una divergencia entre los actores externos e internos, pues los clientes y las trabajadoras sexuales mencionan que cuenta con un potencial para el turismo cultural (La ruta de Arguedas) y concientización sobre la cultura e historia. Finalmente, el valor económico varía de acuerdo con la interpretación subjetiva de cada sujeto patrimonial (ver Tabla 6). Desde una mirada externa se puede interpretar que, los actores consideran que los principales beneficiados con el movimiento económico que genera el bien cultural son los dueños del negocio y las trabajadoras sexuales, mas no la población circundante. Sin embargo, desde la misma postura externa, mientras había más desarrollo, los lugares que más aparecían eran los prostíbulos. Por otro lado, desde una mirada mayoritariamente interna, la opinión es contraria, pues se sostiene que se genera un aporte económico para las trabajadoras sexuales, los inversionistas y los terceros involucrados. En contraparte, desde esta última postura interna, los residentes de la zona desmienten ello, puesto que no consideran que se genere un valor económico por este bien y su conservación.
Se considera que los prostíbulos que han surgido en conjunto con las ciudades se perciben como un estigma. En el caso del Perú, estos establecimientos acompañan significativamente a las ciudades pesqueras; en ese sentido, el prostíbulo Tres Cabezas sería un patrimonio incómodo, que para la historia literaria no es visto como un tabú, pero para la sociedad de Chimbote representa una identidad incorrecta.
Conclusiones y reflexiones finales
- La influencia de un prostíbulo en la historia y memoria de una ciudad es, indudablemente, significativa. El prostíbulo Tres Cabezas, en la ciudad de Chimbote, departamento de Áncash, Perú, no es la excepción, pues posee un gran valor histórico, de existencia, de legado y de identidad, en el nivel más alto fluctuando entre 3 y 5, representando el valor simbólico del establecimiento, que se expresa claramente en la literatura, el cine, la historia y en el estudio sociológico de la ciudad de Chimbote a través de la tradición, sus usos terapéuticos, el aumento de la cohesión social y la creación de sublenguajes. Actualmente, presenta un amortiguamiento entre la ciudad y el recinto, creando un vínculo cercano que no obstruye ni altera el entorno inmediato; por el contrario, a través del espacio conurbado, une a dos distritos que tienen un arraigo cultural e histórico.
- Los prostíbulos tienen un gran valor simbólico y de uso. En el caso de estudio, el prostíbulo Tres Cabezas tiene ambos valores con un nivel 3; el valor social es el de mayor relevancia. Por otro lado, el prostíbulo investigado tiene, además, un valor formal; el más significativo es el valor de originalidad, que lo caracteriza y diferencia. En efecto, el mantenimiento del recinto le juega en contra; sin embargo, la tipología de planta y la relación funcional que presenta realzan el interés por parte de los académicos y de los investigadores, un aspecto que, de ser manejado de manera estratégica podría involucrar el interés de los otros actores externos y, sobre todo, de los actores internos, que refleja en conjunto el interés de los chimbotanos por ser conscientes del gran potencial con el que otras ciudades no cuentan, y que nace de la historia misma de la ciudad. Sin duda alguna, pone en alerta a los sectores culturales, sociales y políticos con respecto al potencial expuesto y qué acciones deben iniciar de inmediato para repotenciar y mantener el objeto patrimonial.
- Las principales divergencias y coincidencias entre los sujetos patrimoniales de Tres Cabezas fueron el valor de uso fue el más significativo por las trabajadoras sexuales y clientes, debido a que en la actualidad cumple con satisfacer la necesidad oculta pero deseada de espacios recreativos y nocturnos en la ciudad; en el valor simbólico coincide como significativo para los académicos, las trabajadoras sexuales y los clientes; por otro lado, la sociedad civil, la administración pública y los residentes son los que contradicen esta posición. En el caso del valor formal, destaca el valor original por los académicos —quizá bastante inusual e inesperado—, pero, sin duda alguna, ha sido la inspiración de diversos personajes literarios y audiovisuales sobre la cultura chimbotana, inclusive llegando a convertirse en punto de visita obligatorio para los seguidores de la literatura de Arguedas. Finalmente, son los residentes quienes califican bajos sus valores, debido a que muestran indiferencia frente al caso.
- Los establecimientos como los prostíbulos poseen una gran riqueza en valores patrimoniales, principalmente debido a que han acompañado el crecimiento de las ciudades a lo largo de la historia; sin embargo, estos se encuentran estigmatizados por la sociedad, por lo que, en su mayoría, no suelen ser materia de investigación como patrimonios. Por ello, resulta urgente que los investigadores redireccionen su mirada a estos patrimonios incómodos, que muchas veces son ignorados por la academia y juzgados por la sociedad.
- La sociedad civil reconoce el valor social y simbólico del prostibulo Tres Cabezas; sin embargo, muestra indiferencia, debido a que no genera impacto en su vida cotidiana. Por ello, resulta importante dar a conocer el potencial patrimonial que tiene Tres Cabezas, reconociendo que forma parte de la identidad de la ciudad, a pesar de ser considerado un establecimiento “incorrecto” por muchos.
- A pesar de que la administración pública y las instituciones culturales reconocen parcialmente el valor simbólico del prostíbulo Tres Cabezas, su indiferencia pone en riesgo la conservación de este establecimiento, considerando además su estado actual. Se debe recurrir a la empatía social y el proceso de adaptación ante lo diferente. Resulta urgente llevar a cabo las acciones necesarias para evitar la pérdida total del patrimonio. Es preciso promover el mantenimiento del recinto y promocionarlo como parte de la historia de Chimbote, permitiendo que concentre parte de la atracción turística, e incentivar la revisión literaria de la ciudad, una ciudad culta y libre de estigmas sociales.
- Los prostíbulos son lugares que han acompañado el desarrollo de las ciudades; sin embargo, pese a ello y a su respaldo legal en el Perú (La República, 2022); actualmente el prostíbulo Tres Cabezas no está considerado dentro del Plan de Desarrollo Urbano de Chimbote y Nuevo Chimbote 2020-20230.Se debe entender que el patrimonio no solo tiene relación con lo cultural, sino que también es en una una herramienta para la gestión y el desarrollo urbanos; en este sentido, el doble discurso nacional y local sobre la actividad y el lugar sexual termina marginando a un grupo social y afectando la calidad de vida de sus involucrados. Si bien esta situación se determinó en el caso de estudio, lo mismo podría estar ocurriendo en otros lugares, lo que reafirma la necesidad de investigar los prostíbulos y sus estigmas patrimoniales en todo el mundo.
- Pese al indudable posicionamiento de los prostíbulos como parte de las sociedades, los académicos aún se muestran reacios a investigar sobre el tema, casi no se proponen estas tipologías como objetos de estudio en las aulas universitarias. Por el contrario, desde la academia se margina a esta parte de la sociedad. La bibliografía encontrada muestra que este tema se halla en continuo debate, y pese a que no sean muchos los investigadores que deciden estudiarlo, son variadas las disciplinas desde las que se aborda, por lo que es necesaria una mirada holística, con un enfoque multidisciplinario, que aporte claridad en el tema y sobre todo desestigmatice los prostíbulos.
- Finalmente, la actividad del comercio sexual no es únicamente cisgénero, también puede ser transgénero; sin embargo, por el machismo presente en la sociedad se vincula directamente a las mujeres, quienes se encuentran muchas veces desprotegidas. En este sentido, el prostíbulo se convierte en un lugar sexual que brinda seguridad a sus trabajadoras, y muchas veces termina siendo un lugar ordenado y donde se respetan las normas, a diferencia de otros sectores de la ciudad.
Referencias
Arguedas, J. M. (1971). El zorro de arriba y el zorro de abajo. Editorial Losada.
Agencia de Noticias del Perú. (s. f.). Libro de narrativa erótica será presentado en burdel de Chimbote. Agencia de Noticias del Perú. https://agenciadenoticiasdelperu.blogspot.com/2008/02/libro-de-narrativa-ertica-ser.html
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