devenir Vol. 8, N°16, julio - noviembre 2021, pp. 157-174 - Estudios ISSN 2312-7562 e-ISSN 2616-4949

Universidad Nacional de Ingeniería, Lima

doi: https://doi.org/10.21754/devenir.v8i16.1056

La territorialidad, la memoria y territorio desde el proceso de patrimonialización del centro histórico de Manizales:

La contradicción entre lo cotidiano y lo institucional(*)

The territoriality, the memory and the therritory from the process of patrimonialization of the historical center of Manizales: The contradiction within the every day the institutional.

María Botero Escobar(**)

https://orcid.org/0000-0003-4128-5471

ursulaboteroescobar@gmail.com

Universidad de Caldas (Colombia)

Fecha de recepción: 9 de noviembre de 2020

Fecha de aprobación: 20 de setiembre de 2021

RESUMEN

El centro histórico de Manizales es un punto de referencia crucial para entender, en gran medida, los imaginarios existentes dentro de la ciudad, pues este, históricamente, fue el escenario donde se dio la fundación y emplazamiento de la urbe, pero también ha sido el paisaje sobre el cual han acaecido un sinfín de hitos y periodos históricos. Es por ello que, el objetivo principal de la investigación es analizar la forma en que los pobladores manizaleños perciben su territorio del centro histórico bajo temporalidades distintas que responden a hechos históricos, económicos, sociales y políticos que construyen la realidad. En este sentido, se pretende definir diacrónicamente la construcción social, patrimonial, simbólica y cotidiana del centro histórico de Manizales, articulando todos estos elementos bajo el concepto de territorialidad, memoria entorno al territorio, dado que, en este, se encontrará la clave para definir los procesos históricos, colectivos, legislativos e institucionales que serán la carta de navegación de esta investigación.

La presente investigación contribuye a identificar las dinámicas sociales que se construyen a través del tiempo en torno al centro histórico de Manizales tanto desde el punto de vista institucional como desde la vida cotidiana donde se establecen relaciones desde la territorialidad que trascienden las dimensiones espaciales.

PALABRAS CLAVE

Patrimonialización; territorialización; centro histórico

ABSTRACT

The historic center of Manizales is a crucial point of reference to understand, to a large extent, the existing imaginary within the city, since this, historically, was the setting where the foundation and location of the city took place, but it has also been the landscape on which countless milestones and historical periods have occurred. That is why, the main objective of the research is to analyze the way in which the Manizales residents perceive their territory in the historic center under different temporalities that respond to historical, economic, social and political events that construct reality. It is intended to define diachronically the social, patrimonial, symbolic and daily construction of the historic center of Manizales, articulating all these elements under the concept of territoriality, memory around the territory, since, in this, the key will be found to define historical processes, collective, legislative and institutional that will be the navigation chart of this investigation.

This research contributes to identifying the social dynamics that are built over time around the historic center of Manizales both from the institutional point of view and from the daily life where relationships are established from the territoriality that transcend spatial dimensions.

KEYWORDS

Patrimonialization; territorialization; historic center

(*) El presente artículo fue desarrollado en base a la tesis realizada para obtener el grado de maestría en Estudios Territoriales por la Universidad de Caldas, 2020, asesorada por el Dr. en Historia Luis Fernando Sánchez Jaramillo.

(**) Abogada y Maestra en Estudios Territoriales de la Universidad de Caldas (Colombia); ursulaboteroescobar@gmail.com

Objetivo del estudio

A lo largo de la historia, especialmente tras la aparición de las sociedades industriales, la concepción de patrimonio cultural se ha convertido en punto de referencia para la construcción de aquellos discursos que constituyen el Estado Nación y la convergencia de diferentes dimensiones políticas, económicas, sociales y culturales que se fundamentan en elementos como identidad, territorio, territorialidad y memoria colectiva.

Debido a la relevancia que presenta el patrimonio cultural dentro de las diferentes expresiones sociales y culturales de una Nación, se empiezan a generar estamentos legales que permiten establecer lineamientos con el fin de garantizar la gestión, protección y salvaguarda de los diferentes bienes de interés cultural (BIC) en sus dos dimensiones –materiales e inmateriales-. Partiendo del contexto general sobre la naturaleza, relevancia del patrimonio cultural y las relaciones sociales, simbólicas y políticas que comprende, es importante reducir su escala de análisis dentro del territorio nacional colombiano, delimitando el área de estudio conocido como centro histórico de la ciudad de Manizales del departamento de Caldas.

En este sentido, el objetivo principal de la investigación es analizar la forma en que los pobladores del centro manizaleño perciben su territorio bajo temporalidades distintas que responden a hechos históricos, económicos, sociales y políticos que construyen la realidad.

Además, identificar las dinámicas sociales que se construyen a través del tiempo en torno al centro histórico de Manizales tanto desde el punto de vista institucional como desde la vida cotidiana donde se establecen relaciones desde la territorialidad que trascienden las dimensiones espaciales, allí el centro histórico obtiene un papel protagónico por su importancia en la configuración territorial del municipio y los modos de vida que se tejen entorno a aquellos espacios de representaciones arquitectónicas que recorren y transforman la mentalidad de sus pobladores.

Con ello, el estudio pretende establecer el proceso de patrimonialización como una etapa de transformación que se enmarca desde la vida cotidiana y la vida institucional de los habitantes, trabajadores y transeúntes del centro histórico de la ciudad. Comprender entonces, la territorialidad a través de la transición de temporalidades distintas que se conjugan dentro del centro histórico de Manizales, y se transforman a la luz de estos grupos locales que allí habitan, le otorga un papel decisivo en la construcción de identidad y memoria colectiva.

Metodología

La investigación se desarrolló bajo el enfoque cualitativo utilizando métodos de análisis y documentación. Las técnicas aplicadas fueron entrevistas semiestructuradas, observación participante y análisis documental. Para la recopilación de los datos los elementos que se utilizaron en esta investigación son de tipo analítico – descriptivo con el ánimo de identificar la forma como a través de la patrimonialización del centro histórico de Manizales se pueden rastrear elementos que a través de la memoria colectiva permitieron resaltar aspectos propios de la territorialidad dentro de este paisaje urbano histórico bien delimitado.

La implementación de entrevistas a grupos locales de diferente origen del centro histórico de Manizales, como los habitantes de calle, los transeúntes, los representantes institucionales y el sector comercial, permite emprender un análisis más holístico, multiescalar e interdisciplinar en lo que compete al proceso de patrimonialización. Comprendiendo la escala espacio-temporal sobre la que se desarrolla la investigación, emerge su carácter interdisciplinar como una alternativa de análisis, partiendo desde disciplinas como la historia, la antropología y la sociología propiciando el análisis de diferentes temporalidades de los momentos de ruptura o crisis que han transformado la territorialidad del centro de Manizales, en lo que abarca los procesos de memoria y cotidianidad. Por último, se contrastaron las entrevistas semiestructuradas, las observaciones y el análisis documentario con el objetivo de disminuir el nivel de subjetividad.

El centro histórico de Manizales, acerca del contexto histórico, geográfico y normativo.

Comprender la manera en que los pobladores del centro histórico de Manizales perciben, sienten y comprenden su territorio bajo diferentes temporalidades requiere una mirada contextual a partir la mirada histórica, geográfica e institucional, partiendo desde el proceso de poblamiento de la ciudad, las características geográficas que propiciaron dicho poblamiento y trajeron consigo las transformaciones arquitectónicas del centro de la ciudad.

En este sentido, identificar las dinámicas sociales que se tejen a través del tiempo entorno al centro histórico de Manizales frente al proceso de patrimonialización requiere una mirada minuciosa y profunda por los hitos históricos que han transformado a lo largo de la historia dicho espacio temporal, allí adquiere especial relevancia el contexto histórico, institucional y geográfico como punto de referencia, un contexto dentro del cual se promueve inicialmente un proceso de poblamiento producto de la colonización antioqueña hasta la década de los años ochenta y noventa en donde se realiza el proceso de reglamentación del centro histórico de Manizales como patrimonio cultural material o edificado (ver Figura 1). En este sentido, Botero Escobar (2020) afirma que:

Manizales, durante su trasegar histórico y sus diferentes estadios de complejización social se ha destacado en la región por jugar un papel relevante y determinante dentro de las diferentes dinámicas sociales, económicas y políticas. Si bien Manizales, dentro de sus delimitaciones territoriales ha tenido ciertas particularidades a nivel cultural y político, en la primera mitad del siglo XX se enfrentó a tres momentos de crisis interna que transformaron los diferentes sistemas de relación social, los modelos económicos y la forma en que se desarrollaba la cotidianidad. Estos tres momentos de crisis fueron los incendios de 1922, 1925 y 1926. (p. 20)

Allí se pretende establecer una relación entre los mencionados momentos de crisis de la primera mitad del siglo XX y el proceso de transformación social y cultural que se ve reflejado en las manifestaciones arquitectónicas y por tanto, la transformación territorial en el ámbito urbanístico, identitario y en los procesos de construcción de memorias colectivas. En este sentido, las restauraciones arquitectónicas, sociales y culturales permiten interpretar la manera en que el proceso de patrimonialización del centro histórico de Manizales se enmarca en ámbitos legales e institucionales y por tanto, contribuye a la construcción de una normativa que pone en contradicción los bienes de interés cultural de las dinámicas sociales que alberga la vida cotidiana.

Por otra parte, el proceso histórico que permitió el establecimiento y permanencia de los asentamientos humanos en el territorio que hoy compete a Manizales resulta relevante para comprender las dinámicas sociales y culturales dentro de este espacio geográfico, además el interés por resaltar elementos de orden geográfico e histórico que van a sentar las bases de lo que sería la construcción de nuevas territorialidades desde la vida institucional y la vida cotidiana.

Los fenómenos sociales que permearon el asentamiento humano en Manizales, se generaron gracias al proceso de colonización antioqueña entre 1800 y mediados del siglo XX llevaron a cabo “la expedición de los veinte” desde el norte de Antioquia hasta el terreno donde en 1849 eligen fundar el municipio de Manizales, fue través de la imposición simbólica y abrupta que establecieron un nuevo poblamiento y por tanto, la transformación del centro poblado pues fueron los colonos antioqueños quienes llegaron a establecer nuevas relaciones sociales que dieron paso a construcciones culturales y la construcción de elementos asociados a la territorialidad.

Tras la fundación, viene consigo el aumento de la población y por tanto, la expansión de la ciudad en torno al lugar donde se fundó, allí se configuró el centro de la ciudad como un centro o lugar operativo configurando a este lugar como un sitio que tenía actividad constante en horarios diurnos y nocturnos lo que le dio una vocación comercial. Ante esto, afirma Londoño, que percibía a Manizales como “capital de un progresista departamento, con 50,000 habitantes y dotada de todos los elementos de progreso que tanto llaman la atención de innumerables viajeros que el afán de los negocios trae diariamente a nuestra hospitalaria capital” (Londoño, 2017, p. 33).

Con el auge comercial, viene consigo la inversión en infraestructura vial fortaleciendo sus redes comerciales, transformándose lentamente en una “burguesía terrateniente” (Llano, 1990) que permitió la formación de haciendas cafeteras y las primeras concentraciones industriales. Más adelante, con la ciudad erigida como capital del departamento de Caldas, se da inicio a lo que sería el segundo periodo de la historia Manizalita, pues gracias a la institucionalización y comercialización del café como actividad económica principal, se inició en 1912 con la edificación del Cable Aéreo que cubría la ruta Mariquita–Manizales, también la construcción de las rutas pertenecientes al Ferrocarril de Caldas, que permitieron que la ciudad asumiera unos nuevos roles económicos que convirtieron a la ciudad en un terminal de transporte y a su vez en un centro comercial de primer orden a nivel nacional.

Si bien para la década de los años 20 Manizales venía tejiéndose como una ciudad próspera y proyectada ante su fortalecimiento económico, dentro de esta tuvo 3 momentos de crisis que afectaron el desarrollo social de la ciudad y a su vez transformaron todo lo que se venía construyendo, estos serían los incendios de 1922, 1925 y 1926, dichos incendios funcionaron como punto de despliegue y transformación para lo que hoy conocemos como el centro histórico de Manizales, por el nivel de afectación de estos dentro del principal centro administrativo y de arquitectura representativa del centro histórico.

El proceso de reconstrucción, naturalmente posterior a las tragedias, es importante por la transformación urbanística y arquitectónica que potencia pero además por el entramado social y político que allí se presenta. Es así, como es necesario concluir este capítulo diciendo que tras todo este trasegar histórico y los diferentes hitos que marcaron la configuración de la ciudad hasta lo que se conoce en la dimensión espacio temporal en que se llevó a cabo esta investigación, es imprescindible resaltar que, lo que hoy se conoce como el centro histórico de Manizales, conserva implícito una gran cantidad de elementos sociales y de dinámicas socio culturales que han trascendido las épocas a través de la memoria colectiva y la forma en la cual está distribuido este espacio geográfico.

Por ende, es necesario resaltar que, si bien los incendios generaron el escenario propicio para que se diera la remodelación y reestructuración del centro histórico en cuanto a la planeación territorial y las características arquitectónicas, la real importancia de este territorio radica en las construcciones simbólicas y de significado que permitieron una dinámica social, comercial e institucional que trascendió épocas a través de la memoria colectiva y las diferentes formas en que se empezó a habitar este territorio, que conllevó a generar una discusión legislativa acerca de la patrimonialización del territorio comprendido entre las calles 17 y 25, y, las carreras 19 y 25. Dicho concepto patrimonial de lo que hoy es el centro histórico de Manizales, trajo consigo unas dinámicas políticas y legislativas que afectaron la vocación del Centro.

Territorialidad, memoria colectiva entorno al territorio: acerca de la construcción teórica del objeto de estudio.

La construcción teórica del objeto de estudio y por tanto, los antecedentes conceptuales son una pieza clave y pertinente dentro de las discusiones entorno a la construcción del concepto de territorio, a través de la territorialidad, la memoria colectiva y el proceso histórico que posee el concepto de patrimonio como un punto de referencia y de articulación de las relaciones sociales que se analizan en la presente investigación. Los estudios de centros históricos en el país adquieren un espacio de debate y confrontación entre los aciertos y limitaciones que estos nombramientos acarrean, sin embargo, es ineludible señalar su pertinencia dentro de los estudios que vinculan nuevas visiones sociales o culturales, además, la inclusión de la historia y la geografía permiten entrever lo interdisciplinar que poseen.

Uno de los principales retos teóricos a los que se enfrentó la investigación es aquel que se refiere a la posibilidad de articular los conceptos de memoria colectiva, territorialidad, territorio y patrimonio, conceptos que han sido trabajados desde diferentes disciplinas y se proponen como elementos articuladores de sentidos que se vislumbran en torno al centro histórico de Manizales. En este sentido, para la presente investigación se entiende la territorialidad como aquel proceso donde se genera sentido, pertenencia e identidad con el espacio habitado. En cuanto a la memoria colectiva como un proceso de construcción complejo compuesto por las relaciones socioculturales que se generan entre el espacio habitado y el sujeto que permite designarle ciertos sentidos. Es allí en la articulación de la territorialidad y la memoria colectiva donde se construye el territorio, sin dejar de lado el patrimonio, este se propone como un elemento transformador que irrumpe con las relaciones socioculturales que se tejen en torno al centro histórico de Manizales, a través de la identidad, la memoria y el patrimonio comprendiéndolas como

Identidad remite a una singularidad que se elige, una especificidad que se asume, una permanencia que se reconoce, una solidaridad hacia sí misma que se pone a prueba. Memoria significa a la vez recuerdos, tradiciones, costumbres, hábitos, usos, y cubre un campo que va de lo consciente a lo inconsciente a medias. Y patrimonio pasó directamente del bien que se posee por herencia al bien que nos constituye. (Nora, 2008, p. 193)

La primera premisa de esta investigación es que el estudio del territorio responde al análisis de una sociedad, ubicada en un lugar específico y sus dinámicas a través del tiempo. Para nuestro caso, corresponde al centro histórico de Manizales. Las dinámicas que en distintas temporalidades han surgido, responden a los conceptos concebidos desde los distintos ámbitos de poder, que se hacen evidentes en la vida cotidiana. Es así entonces que las territorialidades serán los valores que se impriman hacia estos lugares, los sentidos que se tengan de estos y su relevancia a través del tiempo.

Inicialmente, analizar el estudio de las territorialidades a través de la historia como “la suma de las relaciones mantenidas por un sujeto con su entorno” (Raffestin, 2011, p.113) Desde esta posición, la territorialidad alude directamente al tratamiento socio-cultural que los individuos le dan al espacio, y a la forma en que le otorgan valor y sentido a todo lo que allí se encuentra en juego. En medio de las transformaciones que se generan en el centro histórico de Manizales, empiezan a transformar las percepciones y sentidos que se tejen dentro del mismo. Allí cobra relevancia el proceso de patrimonialización como un elemento que irrumpe la mentalidad de los sujetos que habitan este espacio. Mientras que la territorialización entendiéndola como aquella apropiación, concreta o abstracta de un espacio, es allí donde el actor territorializa el espacio (Raffestin, 2011).

Las territorialidades se han transformado pues existe una fortaleza reconocida desde su creación, y es aquella que se refiere al centro histórico de Manizales como sector comercial, que cuenta con sus edificaciones destinadas en su primer piso para ese uso y el segundo esta destinado para vivienda. Sin embargo, surgen cuestiones como el reconocimiento de dichos usos como constructores sociales, que representan estos espacios, entre otros, “yo amo el centro, lo adoro y es hermoso, pero a veces está muy contaminado en términos de ruido, no porque haya mucha gente, eso me encanta del centro, el tema es de contaminación visual y auditiva” (Juan Sebastián Gómez, comunicación personal, setiembre de 2019).

Para el caso manizaleño, la territorialización en el espacio se convierte en “en un sistema de representaciones que articula las relaciones entre: los vivos, los antepasados y las fuerzas naturales” (Carabalí, 2013, p. 47) como se evidencia a lo largo de la investigación, en la cual dichos elementos configuraron la realidad actual que permea el centro histórico y establecen el territorio entonces como algo más que un simple espacio físico, ya que constituye el espacio de la memoria, en la medida en que es un “fragmento semantizado del universo”. Es allí cuando entendemos las territorialidades como juicios, valores y sentidos que se construyen a través de las relaciones sociales que se tejen con el territorio, construyendo interpretaciones individuales y colectivas que mutan a través del tiempo, por influencia de diferentes elementos históricos que van construyendo la realidad actual.

En este sentido, el tratamiento sociocultural que se le asigna al territorio, va en la línea de los postulados de autores como Monnet (2013) y Zabludovsky et al. (2016) al considerar una territorialidad entendida como los “valores” asignados a un territorio, como forma de comprender las transformaciones entorno al centro histórico de Manizales.

Siguiendo la línea que acoge la territorialidad en el centro histórico de Manizales es importante resaltar que esta juega un papel fundamental dentro del centro histórico de Manizales, puesto que desde este paisaje urbano histórico converge la cotidianidad de la ciudad debido a la cantidad de locales comerciales, de viviendas y el sector administrativo del departamento. La relevancia de las transformaciones que se han dado frente a las territorialidades generadas dentro del centro histórico de Manizales permiten entrever la contradicción institucional con relación a la práctica cotidiana de quienes habitan, conviven y se identifican con los elementos propios de este bien de interés cultural, potenciando una crisis patrimonial que modifica los elementos que componen la memoria colectiva dentro del territorio potenciando la apertura hacia la modernidad y la globalización que transforman la concepción del territorio. Desde la concepción de territorialidad se pretenden describir los procesos sociales e históricos que se presentan dentro del proceso de patrimonialización del centro histórico de Manizales.

Por otra parte, la influencia que ha tenido la memoria dentro del proceso de patrimonialización se hace evidente en las construcciones sociales, allí la memoria es presentada “como un tránsito sutil del pasado al presente con miras al futuro” (Botero Escobar, 2020, p. 57) Antes de ser entendida como conmemorativa, permite dejar de lado la inclinación romántica y utópica de la memoria como vía de comunicación al pasado, a una memoria que se construye entre el territorio y los sentidos que se le otorgan. Es por ello que, para efectos de la presente investigación, la memoria colectiva va mucho más allá de la capacidad de almacenamiento de un individuo sobre un acto vivencial de cualquier ámbito. La memoria colectiva trasciende hacia un conjunto complejo de relaciones sociales, culturales, económicas y políticas que están marcadas por el sentir y la acción alrededor del centro histórico de Manizales. Es allí donde recae el interés por la memoria que desde un nuevo enfoque permite comprenderla más allá de un campo específicamente individual. En este sentido, Halbwachs (2004) psicólogo y sociólogo francés evidencia la importancia de comprender la memoria como un proceso cíclico y donde infiere la importancia de las influencias a través de la memoria “[…] y la incorporación de significados que demarcan las modalidades de categorización y de clasificación, implícitas de estas, en esas demarcaciones a través de las cuales adquiere forma el mundo social” (Nates, et al., 2004, p. 154).

Comprendiendo el postulado de Botero Escobar “el estudio del territorio responde al análisis de una sociedad, ubicada en un lugar específico y sus dinámicas a través del tiempo. Para nuestro caso, corresponde al centro histórico de Manizales” (2020, p. 15). En este sentido, las dinámicas sociales que emergen en distintas temporalidades corresponden a las concepciones presentadas desde diferentes ámbitos de poder, así como las relaciones que se suscitan entre sus habitantes históricos y actuales, que se hacen evidentes en su vida cotidiana. Es así entonces, que entra a jugar un papel fundamental la territorialidad, la cual, será la encargada de otorgar los valores hacia estos lugares, los sentidos que se tengan de estos y su relevancia a través del tiempo. En el caso particular del centro histórico de Manizales, el territorio adquiere un carácter no solo cultural, sino también social, político y económico que le otorga un orden y sentido a la configuración territorial antes y después del proceso de patrimonialización. En este sentido, se entiende el territorio “no como un simple dato material, sino como un sistema multidimensional que se construye a través del tiempo y resulta generador de identificación social” (Galimberti, 2013, p. 7). Además, permite posicionarlo como un elemento conceptual y practico en la investigación, puesto que brinda trazos importantes frente a las relaciones sociales que emergen dentro del territorio y se articulan a través de los sentidos que a este se le otorgan. “[…] territorio fue y sigue siendo un espacio, así sea imaginario, donde habitamos con los nuestros, donde el recuerdo del antepasado y la evocación del futuro permiten referenciarlo como un lugar que nombro con ciertos límites geográficos y simbólicos” (Silva, 2006, p. 48).

Los actores sociales que habitan, transitan y conviven en el centro histórico de Manizales establecen relaciones socioculturales entre las territorialidades y la memoria, convirtiéndose en la base para construir el territorio. En este sentido, Monnet (2013) considera “Hoy en día, la evolución del sentido de la territorialidad lleva a comprenderla como un valor o un sistema de valores que los actores sociales conceden a un determinado territorio o a un “sentido de pertenencia” territorial (p. 4). Allí surge entonces la necesidad de presentar los actores sociales como elementos de transformación que permean todos los conceptos que esta investigación abarca. Los actores sociales más allá del espacio geográfico y la normativa que allí se teje, van a determinar las relaciones sociales y los sentidos que allí prevalecen.

El proceso de patrimonialización del centro histórico de Manizales: entre la contradicción y la realidad

La patrimonialización del centro histórico de Manizales se enmarca como uno de los hitos históricos, si se quiere, más importantes para el objetivo que trae la presente investigación, puesto que a partir de este se establecen puntos de quiebre y por tanto de comparación frente a las realidades que acogen las dinámicas sociales, allí el acontecimiento de patrimonialización del centro histórico de Manizales surge además, como una iniciativa por el reconocimiento y conservación hacia las tradiciones, identidades, modos de vida y elementos arquitectónicos que subyacen dentro de este espacio manizaleño, al considerarse patrimonio cultural material o edificado que en ultimas repercute sobre lo que lo que se presentará en la investigación como crisis del patrimonio, puesto que es a partir de la declaratoria, con su cierre en el año 1998, en donde se presentan las mayores transformaciones entorno a los espacios del centro histórico de Manizales y por tanto, de las territorialidades que se enmarcan dentro del mismo.

La crisis del sentido que implícitamente se plantea a través del proceso de patrimonialización en el centro histórico de Manizales, adquiere una ruptura en los sentidos, al plantear nuevas limitaciones que ponen de manifiesto las territorialidades. En este sentido, el debilitamiento del sentido otorgado a ciertas prácticas cotidianas, por esos desajustes o rupturas, genera lo que Shutz (1974) denominó los presupuestos de la vida cotidiana. Es posible también plantear la situación inversa, los presupuestos fallidos debilitan el sentido de las prácticas.

El patrimonio entonces, es entendido como aquella construcción simbólica que se representa a partir de elementos materiales e inmateriales los cuales en últimas son el reflejo de la vida en sociedad y los sistemas de cohesión social del centro histórico de Manizales. En este sentido, se presenta, además, como medio de conservación y permanencia que trasciende la cotidianidad del centro histórico de Manizales hacia ciertos espacios de limitación que repercuten sobre dichas prácticas cotidianas, emergiendo como uno de los postulados a defender en la presente investigación.

La normativa entorno al centro histórico de Manizales.

Generar un panorama global sobre el proceso de patrimonialización del centro de Manizales, los usos del suelo, los sistemas de apropiación, ocupación del territorio y los actores más importantes para el espacio vivido y percibido a través de las diferentes normativas que permean este espacio, permitirá comprender a profundidad el impacto que tienen la interacción de todos estos elementos dentro de la configuración de nuevas territorialidades. Entender el espacio geográfico desde una óptica normativa, permitirá establecer los alcances y limitaciones del centro histórico de Manizales, no sólo desde el ámbito jurídico, sino también desde las relaciones sociales que emergen allí, entendiéndolo como una posibilidad, pero también como una forma de representación, un espacio vivido donde se articulan prácticas cotidianas de todos los ámbitos, y un espacio percibido donde las representaciones simbólicas adquieren un lugar especial.

La ley como sistema de representación funciona como medio de interacción entre la vida cotidiana, su naturaleza y las normativas idóneas para su aplicación, articulándose para generar un espacio de construcción social al paso de la institucionalidad. Desde 1959 con la aparición de la Ley 163 y los dictámenes acerca de las medidas de conservación y defensa del patrimonio histórico, artístico y los monumentos públicos de la nación, posteriormente en 1991 con la llegada de la nueva Constitución Política de Colombia se presentan los artículos 7, 8, 63, 70, 71 y 72 en los cuales se reconoce la importancia de la conservación de los bienes de interés cultural en el territorio nacional; tomando como referencia la nueva carta magna se presenta la ley 397 de 1997 y la ley 1185 de 2008, que hacen parte de la legislación cultural y se encuentra vigente en la actualidad y resultan valiosas para establecer las categorías de análisis de la presente investigación. En este sentido, se presentan los medios de protección del patrimonio a partir de 1984 (ver Figura 2):

Más adelante, el día 2 de diciembre de 1996, a través del decreto 2186, se le otorgó la característica de Patrimonio Material Inmueble y se define como Conjunto de Inmuebles de Arquitectura Republicana localizados en el centro de Manizales, situación que cambia el discurso sobre este bien de interés cultural y se transfigura a una nueva lógica a nivel social y territorial. Al resaltar este nuevo hito, es necesario incluir dentro de esta unidad espacio temporal que viene dándose desde 1996 hasta hoy, la razón o razones que llevaron a que este sitio adquiriera su categoría patrimonial a nivel institucional.

La pretensión inicial por la cual este complejo arquitectónico urbano es definido dentro de esta categoría, radica en un interés imperante por la conservación tanto de esta expresión material como de la dinámica social que alberga dentro de su papel activo como escenario de actuación humana, buscando conservar aquellos elementos sucintos que permiten fortalecer las tradiciones, los usos y costumbres, la identidad y que esta se siga reproduciendo a través de la memoria colectiva, su trasegar en el tiempo y su constante transformación.

Se puede entrever como la dinámica institucional se pone de manifiesto frente a la dinámica cotidiana del centro histórico desde la experiencia de una entidad sin ánimo de lucro cuyo fin es promover los procesos que devienen de las temporalidades anteriores. Como si fuera una constante, alude a nuevas formas de territorialidad desde la norma, como continuidad de las formas anteriores, que busca en las huellas del pasado su justificación para instaurar nuevos bordes.

Allí, una de las grandes falencias que se promulgan en la presente investigación, como resultado de la revisión de las diferentes normativas que se establecen alrededor del centro histórico de Manizales, tiene que ver con aquellas obligaciones de conservación que se adquieren al momento de la declaratoria. En este sentido, el proceso de identificación de propietarios, el estado de las edificaciones y la titularidad de los predios, entre otras dificultades, resulta una crítica al funcionamiento de las figuras de compensación. En este sentido, es importante traer a la investigación el relato institucional frente a las falencias del Estado

(…) con los temas patrimoniales sucede lo mismo que lo que está sucediendo en temas ambientales. El Estado se vuelve, a través de la normativa, confiscatorio de los bienes de la gente, violando un derecho fundamental que es el derecho a la propiedad. Creo que hay posibilidades de trascender mucho más de la pura normatividad. (Miguel Trujillo, secretario de desarrollo económico de Caldas, comunicación personal, setiembre de 2019)

En últimas, Botero Escobar (2020) argumenta que

La protección de las estructuras arquitectónicas con el paso del tiempo, implica un mantenimiento y cuidado al que se deben someter y quedan a cargo de los propietarios, quienes no reciben valoración sobre esto. Es por ello que tienden al descuido y prefieren optar por un cambio de uso más rentable económicamente que a primera vista disminuye la calidad en la conservación de los edificios y casas. (p. 102)

El siguiente fragmento permite vislumbrar aquellos vacíos institucionales que se plantean con anterioridad

Lo primero es, volvemos a lo mismo, las normas de planeación municipal muchas veces no se tienen en cuenta cuando se elaboran las normas y demás no se tiene en cuenta la comunidad (…) en el caso de la Gobernación faltan recursos (…) creo que a veces hay vacíos en las normas que no nos permiten hacer muchas cosas que quisiéramos hacer. (Miguel Trujillo, secretario de desarrollo económico de Caldas, comunicación personal, setiembre de 2019)

Crear normas tiene como sustento la conservación de las costumbres que a su vez logra su reconocimiento, a esto se refiere el proceso de patrimonialización. La vida cotidiana se constituye a partir de una cantidad de minucias que damos por sentado puesto que se instauran en nuestras actividades diarias e ineludibles tales como desplazarnos, comer, vestirnos, bañarnos, entre otras.

Territorialidades manizaleñas: Acerca de la religión, la política y la cultura.

El municipio de Manizales, ubicado en el departamento de Caldas, Colombia, especialmente el centro histórico, posee un proceso histórico que determina la configuración territorial actual y por tanto, las transformaciones de carácter patrimonial que se encuentran dentro del mismo, allí, los actores sociales construyen y perciben el territorio bajo criterios propios de las territorialidades que allí emergen.

La importancia de resaltar el caso manizaleño reside especialmente en el proceso de ruptura que se presenta con la patrimonialización que atravesó y reconfigura los sentidos de lugar que sus pobladores poseen, dicha ruptura funciona como punto de comparación entre las territorialidades que se tejen entorno al centro histórico. Además de ello, la convergencia entre la vida cotidiana y la institucional permite comprender la forma en que se entiende, concibe y siente dicho espacio, trascendiendo en los modos de vida a través de las representaciones patrimoniales del centro histórico.

En este sentido, las entrevistas semiestructuradas hacia grupos locales de diferente origen del centro histórico de Manizales como habitantes de la calle, transeúntes, representantes institucionales y el sector comercial permite vislumbrar las territorialidades que se establecen entorno al centro histórico, prestándole especial relevancia al municipio Manizaleño sobre su proceso de patrimonialización ya que al contemplar la territorialidad como el proceso mediante el cual se genera sentido, pertenencia e identidad con un espacio habitado, se examina a través de las voces de la vida cotidiana e institucional que el centro histórico acoge. En este sentido, cabe resaltar como el proceso de patrimonialización adquiere ciertos valores diversos dentro de los actores sociales, en este caso:

Pero mira que, si uno lo ve desde el beneficio y la rentabilidad que se quiere desde ciertos sectores, es utilizado de ese modo, o digamos esos planes especiales de manejo y protección, son utilizados en beneficio de un turismo, más para una rentabilidad, que para una memoria y para dar a conocer la memoria. (Lina María Zuluaga, panel de expertos, marzo de 2019)

Resaltar los valores intangibles que acogen los manizaleños, requiere ahondar sobre aquellas características que permiten apropiarse del territorio y representar una diferencia a nivel nacional, en este sentido, la triada que se presenta entre los valores políticos, culturales y religiosos es fundamental para comprender dichos valores y su influencia dentro del patrimonio edificado del municipio. En el ámbito religioso, edificios como La Catedral basílica de Nuestra Señora del Rosario reflejan la mentalidad de grandeza, perdurabilidad y creencia católica que permea a la población, pues su construcción revela grandes influencias urbanísticas gracias al Congreso de Historia del Arte de 1921 y a la proyección urbanística enfocada por el arquitecto Karl Brunner en la primera mitad del siglo XX en Manizales, debido a su importancia como uno de los mayores centros del comercio nacional.

En el ámbito cultural, la preocupación por establecer centros educativos, de artes escénicas, música, movimientos literarios, artes plásticas y demás, que acogieran y permearan las necesidades académicas, no sólo de los manizaleños, sino también del país, se representa en el Palacio de Bellas Artes de Manizales y el Teatro Olympia son grandes ejemplos de la magnificencia que este patrimonio edificado significó para la población, en este sentido, la educación, el arte y la literatura se suman a la cultura, representadas en el centro manizaleño. Por último, en el ámbito político los valores intangibles se representan a través de las principales Avenidas, como Santander, Milán, Fundadores, que además, demuestran la influencia europea en su designación. A continuación, se presenta la configuración arquitectónica y territorial actual del centro histórico de Manizales (ver Figura 3)

La topofilia, asociada a la construcción de vínculos emocionales de los manizaleños, se ve representada por las entrevistas y las características propias del buen vivir, el valor de lo estético y el sentido de pertenencia, gracias al conjunto arquitectónico que rodea en centro histórico de Manizales.

Entre la vida cotidiana y la vida institucional del centro histórico de Manizales

“El centro es la historia, el centro es lo vivido, el centro es memoria”

(Juan Sebastián Gómez, comunicación personal, setiembre de 2019).

La cotidianeidad en tanto, como elemento en discusión además de ser un reto para la presente investigación, se presenta como oportunidad de encuentro de diálogo entre lo establecido institucionalmente y lo que se construye en las relaciones sociales de a pie, es decir, en los diferentes oficios, charlas y encuentros que conviven en el centro histórico de Manizales. A través del tiempo, “la cotidianeidad ha logrado imponerse como uno de los universos donde puede explorarse la situación general y la particularidad de las construcciones humanas” (León Vega, 2000, p. 46). Reguillo por su lado, argumenta que la vida cotidiana

Tiene su tiempo y su espacio a contrapunto del tiempo y del espacio de excepción, de los cuales extrae, sin embargo, la fuerza de sentido para explicarse a sí misma. En el espacio y tiempo sagrado de los rituales religiosos, políticos, sociales que la interrumpen, la vida cotidiana encuentra su sentido y renueva su gestión. (Reguillo, 2000, p. 78)

En cuanto al tiempo y la vida cotidiana, Reguillo argumenta que “el tiempo de lo cotidiano se constituye a partir de la relación entre una dimensión social y una dimensión subjetiva. Puede hablarse de un tiempo social y de una temporalidad cotidiana definida por los usos y los contextos” (Reguillo, 2000, p. 86). Y es allí donde se debe entender la vida cotidiana como un proceso dinámico si se quiere, no como un contenido estático en el tiempo y, por tanto, histórico. Allí “su especificidad no está en las prácticas reiterativas, sino en los sentidos que esas prácticas representan y en los modos en que son representadas, para y por los grupos sociales en un contexto histórico y social” (Reguillo, 2000, p. 85).

La cotidianidad del centro tiene tres tiempos. Un primer tiempo, es un tiempo que está centrado en la institucionalidad, en el comercio, en la toma de decisiones, en las ejecuciones de gobierno, en la convergencia de los empresarios. […] Hay un segundo tiempo que es el que arranca como a las 6:30 de la tarde, que es un tiempo de la noche que está en una mezcla entre la bohemia, las cosas nocturnas decentes […]. Es el encuentro del mensajero y la secretaria, el tiempo de los amigos que salieron del trabajo y se van a tomarse un ron escuchando tango, el tiempo de aprender a bailar tango y el tiempo de caminar, de amantes furtivos […].Y hay un tercer tiempo que me parece que es el que más afecta al centro, que es el tiempo en que se retira la institucionalidad, se retira la ciudad, y le deja el centro a la delincuencia, es el tiempo de las putas, es el tiempo de los habitantes de la calle, es el tiempo de la droga, es el tiempo de los lugares soterrados, de la prostitución […]. (Representante de gremios, comunicación personal, setiembre de 2019)

En este sentido, los actores sociales que transitan, habitan y construyen el centro histórico de Manizales van a posibilitar espacios de encuentros y desencuentros entre la accesibilidad a los entes institucionales, las realidades cotidianas y los valores que estos desencadenan.

Es necesario entonces, señalar a grandes rasgos la creación de la Asociación Cívica del Centro Histórico de Manizales, por su amplio proceso de integración entre la vida institucional y el cotidiano entorno a dicho centro, un análisis retrospectivo y minucioso que permite vislumbrar las problemáticas que surgen entorno a estos espacios, allí evidencian los centros históricos desde diferentes escenarios como deterioro urbano, ciudadanía, institucionalidad y líneas de acción (Hayakawa Casas, 2015). La ambivalencia entre la vida cotidiana y la institucional se contradice y complementa así (ver Figura 4):

Entendiendo entonces que la real vocación patrimonial del centro histórico se vio permeada por todos los procesos legislativos que trajo consigo la declaratoria, dado que estos se enfocaron netamente en el complejo arquitectónico, frente a los procesos de territorialidad que se dan en la actualidad, es de vital importancia resaltar, reconocer y valorar los elementos propios que se conservan dentro de los imaginarios colectivos, que se han construido y arraigado con el paso de la memoria colectiva por las diferentes épocas hasta la actualidad.

Con esto, se puede afirmar entonces que lo que permite que el centro histórico conserve su rol dentro de la ciudad, es la entidad colectiva que contribuye a la territorialidad y a la conservación y reconstrucción de las memorias colectivas que se dan alrededor de este; es decir, que el centro histórico más allá del objeto monumentalista propuesto por la legislación, adquiere su vocación patrimonial cuando se entienden los elementos arquitectónicos conjugados con los sistemas sociales que se dan dentro de este territorio, pues es en esta relación simbiótica donde estos elementos adquieren sentido y dan paso a las convenciones sociales que se traducen en cohesión.

Discusión de resultados

En términos históricos, es importante resaltar que, desde el primer asentamiento, lo que hoy se conoce como Manizales es transversal a una gran cantidad de elementos sociales, económicos y políticos que dotaron al territorio de una estructura colectiva y simbólica que permitió el establecimiento de unos mecanismos de cohesión social que permitieron el progreso y proyección de la misma, así como también, momentos de crisis que sentaron las bases para ciertas transformaciones identitarias que condicionaron, transformaron y reconfiguraron los elementos asociados a los sistemas de valores, de territorialidad y de memoria.

Sociológicamente hablando, con la patrimonialización del centro se logran evidenciar unos sistemas de representación simbólica y de significado que denotan unas condiciones sociales que giran en torno a la construcción colectiva que se hace alrededor de estos bienes de interés cultural.

En este orden de ideas, ante este retículo social en el que confluyen elementos de cohesión social de tipo material e inmaterial, se empiezan a tomar decisiones administrativas que deben ser interpretadas en la clave de la conservación y la vocación patrimonial.

Toda esta descripción de las características sociológicas que se han venido mencionando, permiten identificar unos rasgos característicos de lo que se configuraría como la identidad manizaleña asociada al centro histórico y como, un elemento que no representa holísticamente todo el contexto socio cultural de la época en que fue construido, con el paso del tiempo y tras su representatividad histórica, logró consolidarse como un referente simbólico sobre el cual se tejen las territorialidades y unos sistemas de cohesión social que se han construido con el paso del tiempo y la procesos de memoria colectiva en la ciudad.

En cuanto a la conservación y por tanto los procesos institucionales, es necesario resaltar que, tras la declaratoria del centro histórico de Manizales como un bien de interés cultural de tipo inmueble por su estilo arquitectónico de tipo republicano a través del decreto 2178 de 1996, se empiezan a dar una serie de movimientos administrativos y legales que pretenden la conservación, salvaguarda y divulgación de estos a través del Plan Especial de Protección, que terminan por homogeneizar las decisiones que se toman sobre las estructuras y a su vez condicionan el discurso que se ha generado alrededor de estas, estableciendo un guion histórico que solo representa un pequeño fragmento de lo que era la sociedad manizaleña al momento de la construcción de estas estructuras.

Es importante resaltar que este condicionamiento en cuanto al discurso establecido alrededor de estos bienes de interés cultural, terminó por afectar la construcción de memoria colectiva en torno al centro y transformó los procesos de territorialidad que se dan dentro de este contexto urbano.

Lo anterior, permite la apertura frente a la vocación patrimonial y la forma en la cual esta se convierte en un discurso político hegemónico a través del cual se condicionan los elementos propios del territorio, la identidad y la memoria colectiva. En este orden de ideas, y tras la declaratoria patrimonial para el centro histórico de Manizales, se hace evidente una ruptura o un punto de crisis con relación a la gestión, conservación y salvaguarda de los patrimonios, pues ante la implementación de estos instrumentos administrativos, el centro histórico se empieza a conservar netamente en su aspecto material y el discurso que se construye alrededor de él se desarrolla de forma sesgada buscando resaltar la prosperidad de la época dorada de la ciudad. La crisis que se propone radica entonces en las preguntas de ¿por qué patrimonio? ¿para qué el patrimonio? y, en última instancia, ¿para quién es el patrimonio?

Este plano interrogativo que se propone anteriormente debe ser entendido e interpretado desde dos ámbitos. Por un lado, se encuentra esa postura administrativa y del imperio de la ley que se ha encargado de crear en el centro histórico un proyecto museístico al aire libre con un guion estático que resulta ajeno a las relaciones sociales que se llevan a cabo dentro de la cotidianidad de este contexto urbano, pero, por el otro, se encuentra ese aspecto orgánico que se da a partir de la relación social y que dota de unas gramáticas simbólicas y de sentido a aquellos elementos inertes que representan, en el imaginario colectivo, los relictos de un pasado que muchas veces resulta incomprensible para quienes habitan este territorio.

Conclusiones

La oportunidad de encuentro entre la academia, los discursos oficiales, el ejercicio investigativo y la vida cotidiana, emerge como una alternativa de mejora frente a las dificultades y retos que acá se plantean. Evitando generar un discurso totalizante que, de forma negativa plantee conclusiones estáticas para entender la problemática presente en el centro histórico de Manizales, lo que se pretende, en este apartado, es generar un marco de reflexión desde el cual se puedan vislumbrar conceptos comunes que permitan analizar y describir los diferentes elementos o procesos que complejizan los marcos de referencia asociados a la construcción territorial y colectiva del centro de Manizales.

Esta investigación, que se construye desde los estudios territoriales y se complejiza en la medida en que se adopta una postura transdisciplinar que integra los aportes teóricos, conceptuales y metodológicos de ciencias como la antropología, la sociología, la geografía y la historia, permite identificar, en dos escalas espacio temporales bastante amplias, un panorama cercano sobre los diferentes procesos de complejización del territorio y la territorialidad que han configurado, transfigurado y construido unos elementos particulares asociados a la memoria y la identidad dentro del contexto urbano que obedece al centro histórico.

Ante este auge de modernidad y vanguardismo que se adapta principalmente desde las estéticas propuestas en las sociedades europeas, se da un punto de quiebre frente a la construcción territorial de la ciudad, pues al momento en que se instaura e instala la tipología arquitectónica de tipo republicano, la concepción territorial y la construcción de memoria va a girar en torno de las familias aristocráticas que se asientan en el centro, situación que va a transformar la forma en la cual se escribe la historia de la ciudad y que a su vez influye sobre las expresiones sociales, culturales, políticas y económicas que se dan dentro de este paisaje urbano.

Esta transformación socio espacial que se da ante la implementación de este nuevo modelo arquitectónico, permite que, con el paso del tiempo, se generen unos sentidos de pertenencia específicos desde la territorialidad y la memoria que van a permitir la aparición de un espíritu de apropiación y conservación que para el año de 1987 sentaría las bases de la patrimonialización del centro.

Se puede concluir aseverando que si bien existen unas disposiciones legales por parte de los aparatos administrativos en pro de conservar y salvaguardar los bienes de interés cultural que componen el centro histórico de Manizales, estos no se articulan, de forma sincrónica, con los elementos que se encuentran dentro de la cotidianidad de cualquier habitante del centro, pues como se mencionó anteriormente, el Plan de Ordenamiento Territorial y el Plan Especial de Protección han sido pensados buscando conservar prioritariamente las cuestiones estructurales materiales desconociendo el contexto socio cultural en que estos elementos se encuentran inmersos.

En este orden de ideas, es importante definir que los procesos de territorialidad y memoria se han articulado y configurado dentro de la experiencia misma que cualquier sujeto puede tener en cuanto a la interacción con el sistema social, económico y cultural que se da en las calles del centro, y que si bien, hay un reconocimiento, un arraigo y un sentido de pertenencia sobre las estructuras antiguas de tipo republicano, estas se han convertido, principalmente en un escenario de actuación sobre el cual se desarrollan y desenvuelven un sinfín de elementos inmateriales que representan las particularidades específicas de este territorio y todo el entramado social que existe sobre este.

La reflexión que queda entonces promueve a repensar si realmente el centro histórico de Manizales aún conserva su rol patrimonial en cuanto a que conjuga elementos como la identidad, la memoria colectiva y la territorialidad, o, en si realmente este se convirtió en un instrumento administrativo que pretende salvaguardar un contexto que tiende a favorecer los intereses de los estamentos burocráticos y a las industrias culturales.

En este caso el centro histórico de Manizales, no solo se construye desde sus condiciones tangibles o particularidades arquitectónicas, sino también desde toda la dinámica social en la cual este se encuentra implícito, es decir, en la construcción del espacio es imperante todo aquello que tiene que ver con la dimensión discursiva y la forma en la cual, esta se estructura definiendo unas lógicas funcionales de la cotidianidad y del territorio en sí. En este sentido, el centro histórico, contiene muchos más elementos que los que se reconocen dentro de los órdenes administrativos y de las estructuras burocráticas, pues en este se presenta una multidimensionalidad que debe ser reconocida y salvaguardada en la búsqueda de la conservación del sistema socio-simbólico que en ultimas le brinda la característica patrimonial a este territorio (ver Figura 5).

Referencias

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Figura 1. Manizales durante el incendio de 1925 y 1926. En Plan Especial de Protección del conjunto de inmuebles de arquitectura republicana ubicados en el centro de Manizales, Caldas (1998).

Medios de proteccion del patrimonio

Figura 2. Medios de Protección del patrimonio en Manizales, por la Universidad Nacional de Colombia. En Territorialidades diacrónicas: entre las instituciones y la vida cotidiana en el centro histórico de Manizales, por Botero, 2020.

Figura 3. Centro histórico de Manizales. Tomado de Asociación Cívica Centro Histórico de Manizales, dirigido por María Úrsula Botero Escobar.

Figura 4. La vida cotidiana y la vida institucional en el centro histórico de Manizales. En Territorialidades diacrónicas: entre las instituciones y la vida cotidiana en el centro histórico de Manizales, por Botero, 2020.

Figura 5. Plaza de Bolívar en el Centro Histórico de Manizales, Caldas. Archivo fotográfico de Ximena López Ríos.