Víctor Pimentel Gurmendi y el patrimonio monumental.

Textos escogidos

JOSÉ LUIS BEINGOLEA DEL CARPIO

Editorial Universitaria de la Universidad Nacional de Ingeniería, Lima-Perú, 2015.

Reseña de Alberto Martorell Carreño

La vida y obra de Víctor Pimentel Gurmendi forman parte importante de la historia viva de la conservación del patrimonio cultural en el Perú. Como afirma Beingolea en la selección biográfica de los capítulos más trascedentes de la vida del viejo maestro, “A sus 87 años, VPG continúa vigente y activo en la defensa del patrimonio monumental, como parte del patrimonio cultural y natural, mantiene firme su postura ética, capaz de soslayar sus propios intereses personales. Defiende una visión integradora, inclusiva, ecuménica del patrimonio y del ser humano que constituye su origen y quien la da finalidad y sentido” (p. 16). El libro que reseñamos trae a las nuevas generaciones el pensamiento de VPG y, por ese hecho, constituye un aporte trascendental de cara a la recuperación del rol del patrimonio en el Perú, labor a la que VPG ha contribuido de manera notable.

Resulta pues que el libro tiene varios méritos. Uno de ellos es el homenajear a VPG, hecho que nos satisface doblemente pues se trata del presidente honorario de As. ICOMOS Perú, y uno de los firmantes de lo que podría considerarse el acto fundacional de la teoría moderna de la conservación, la Carta de Venecia.

VPG trajo las teorías de la conservación en las que se formó en Italia y las plasmó en hechos como la restauración de la Casa Garcilaso en el Cusco, luego de sostener un debate con el célebre Emilio Harth-Terré. Este hecho marca en el Perú el inicio de la conservación según principios acordes a las doctrinas internacionales. La obra fue reconocida con el Hexágono de Oro en la Primera Bienal de Arquitectura, como refiere Beingolea en su texto biográfico.

Mediante una entrevista, Beingolea nos presenta una “Breve autobiografía autoinducida” de VPG (primer capítulo del libro), en la que recuerda difíciles momentos de su infancia y juventud. Dedica especial atención al recuerdo de sus maestros en el antiguo Departamento de Arquitectura de la Escuela Nacional de Ingenieros: menciona a Jorge Muelle, Fernando Belaúnde y Carlos Morales. Especial es el recuerdo de Mario Bianco, con quien colaboró en la construcción de la sede del Departamento de Arquitectura de la Escuela de Ingenieros (DAENI).

De su etapa en Italia, Pimentel recuerda siempre a Carlos Ceschi, quien le permitiría participar en las obras de restauración del Coliseo y del Foro Romano. En otro texto de los seleccionados por Beingolea, “Crónicas desde el Coliseo”, VPG explica parte de la relación anímica con el patrimonio que el paseo por la mágica Roma despierta: “Muchas veces me ocurre que después de haber recorrido todo aquél estupendo panorama, mi vista se detiene en algún pequeño particular contemplando el cual detenidamente, me sirve para serenar mi ánimo y dialogar con mis pensamientos de manera más luminosa” (p. 176).

Es difícil la tarea de recopilar el pensamiento de alguien que no solo tiene una vasta producción intelectual, sino que estuvo y fue actor de un momento fundacional en una corriente de pensamiento, en este caso la conservación del patrimonio cultural en el Perú. Beingolea asume ese reto luego de una ardua tarea de selección de textos y largas conversaciones con el maestro en su domicilio, sobre las que el propio VPG nos ha platicado varias veces.

El libro contiene seis secciones. La primera consiste en una visión biográfica de la que antes comentamos la autobiografía inducida, que se complementa mediante textos referentes a distintos momentos, elaborados por Paulo Ormindo de Acevedo, Fernando Belaúnde Terry y Silvio Mutal. En la segunda sección, “Memorias”, es la pluma de VPG la que, en textos de la época, reseña a personajes como Héctor Velarde o el propio Arq. Fernando Belaúnde, y se refiere al Fondo Cultural Documental de la Arquitectura y Urbanismo (proyecto que VPG ha venido tratando de consolidar sin recibir suficiente apoyo institucional por parte del Colegio de Arquitectos), y la construcción del pabellón de la FAUA-UNI.

Tal vez la parte más significativa de la obra reseñada sea la sección tercera, “Conceptos y críticas”, que contiene un total de 20 artículos en los que se puede percibir el pensamiento de VPG respecto al patrimonio cultural. Preocupa constatar que en fechas tan cercanas como 1956 el entonces joven arquitecto manifestara que “Estamos acostumbrados a leer y sentir muchos justificados lamentos por el estado de abandono en que se encuentra nuestro patrimonio artístico y cultural” (p. xx). La voz de VPG ha sido significativa para que grandes bienes de nuestro patrimonio hayan llegado hasta nuestros tiempos, pero evidentemente hay que seguir su noble ejemplo en la defensa de otros bienes olvidados y en proceso de desaparecer.

Las secciones D y E, tituladas “Proyectos y propuestas” e “Historia de la Restauración” respectivamente, incluyen artículos fruto de la experiencia y conocimientos de VPG. El libro, de lectura obligatoria para los profesionales de la conservación, cierra con una sexta sección llamada “Crónicas”, en la que se presentan las apreciaciones de Pimentel sobre lugares de Italia, como el Coliseo Romano, y de diversos puntos del Perú, como Conayca, Arequipa, Sajsahayhuamán, Casma, Río Abiseo, Zaña y Caral-Supe, donde VPG sigue siendo un asesor activo y de opinión altamente especializada.