Universidad Nacional de Ingeniería, Lima

devenir

Vol. 3, N°5, enero - junio 2016, pp. 162-188 - Estudios ISSN 2312-7570

Resiliencia en el Centro Histórico de Lima(*)

Micro intervención social en el solar El Jaime

RESILIENCE IN THE HISTORIC CENTRE OF LIMA

SOCIAL MICRO INTERVENTION IN THE SOLAR EL JAIME

Silvia Pittman Cortez(**)

Fecha de recepción: 13 de mayo de 2016

Fecha de aprobación: 08 de junio de 2016

RESUMEN

El estudio del caso se origina en el taller “Generando Resiliencia en Barrios Altos”, donde grupos conformados por estudiantes y profesionales de distintas disciplinas se organizaron para analizar distintas quintas; buscaron proponer intervenciones de bajo costo y gran impacto. En el solar El Jaime, ubicado en Barrios Altos, se encuentra aproximadamente 41 familias que conviven desde hace muchos años con las carencias y deficiencias propias del estado físico en el que se encuentra el inmueble, tales como las de los sistemas de agua, desagüe y cableado eléctrico. Entre todas estas carencias, una de las necesidades urgentes del solar era la implementación de una escalera que pueda contribuir a la rápida y segura evacuación ante riesgos de desastres naturales, y que prevenga la ocurrencia de daños generales a todos sus usuarios. Para lograr su implementación se realizó una intervención que involucró distintos actores internos y externos que, de la mano de distintos profesionales y asesoría técnica, organizaron una metodología de participación con la comunidad.

PALABRAS CLAVE

Resiliencia, gestión social, vulnerabilidad en el Centro Histórico de Lima

ABSTRACT

The case study is rooted in the workshop “Generating Resiliency in Barrios Altos”, where groups composed of students and professionals from different disciplines were assembled to analyze different quintas in order to propose interventions of low cost and high impact. In the El Jaime solar, located in Barrios Altos, about 41 families have been living for many years with poverty and the deficient physical state of the property, such as those of water systems, drainage and electrical wiring. Among all these shortcomings, one of the urgent needs of the solar was the implementation of stairs that can contribute to a quick and safe evacuation in the eventuality of natural disasters, and to prevent harm from coming to its users. To achieve its implementation, we developed an intervention which involved various internal and external actors. Hand in hand with different professional and technical advisors, they organized a participation methodology in conjunction with the community.

KEYWORDS

Resilience, social management, vulnerability into the Historic Center of Lima

(*) El presente artículo se basa en el proyecto iniciado en febrero de 2016 por la asociación transdisciplinar Habitar. Forman parte de esta intervención: Arq. Néstor Ticse Janampa, Arq. Silvia Pittman Cortez, Arq. Milagros Bedoya Valdivia, Jonathan Ravines Casas, Juan Ángel Aparicio Cabrera, Carolina Coronel Núñez, Camila Arévalo Harman, Jeff Avendaño Espinoza, Jairo Espinoza Minaya, Juan Ernesto Pedraza Chong, George Matienzo Vidal. Así también, quienes colaboraron en este artículo: Estefanía Huayllani Enríquez, Arq. Claudia Sánchez Torres y Kelly Jaime Arias. Instalación y asistencia técnica: Instituto de Soldadura de la Universidad Nacional de Ingeniería - ISFIM y Centro de Investigación en Ingeniería Mecánica.

(**) Arquitecta egresada de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería. Diploma Internacional en Gerencia de Proyectos - ESAN. Proyecto de Grado ganador de Mejor Tesis para la obtención del título universitario UNI 2015: Vivienda colectiva y comercio en la zona monumental de Barranco; bajo la dirección del Arq. Oswaldo Núñez Carvallo, con calificación de excelencia. Se desempeña en el campo de propuestas y desarrollo de proyectos arquitectónicos, urbanos y de gestión social con interés en zonas vulnerables, histórico-monumentales, entre otros. Contacto: spittmanc@uni.pe

En la actualidad, los proyectos de renovación en zonas vulnerables y centros históricos abogan por el trabajo en conjunto con actores internos y externos para darle continuidad a propuestas de desarrollo sostenible. Estas involucran la participación ciudadana, desde el enfoque de microintervención, hasta iniciativas de propuestas generales, desde la administración de gobiernos locales y municipales.

En muchos casos, el planeamiento y la ejecución de proyectos de intervención han sido gestionados desde la plataforma del poder político institucional; mas no han abordado el tema de la participación ciudadana, que contribuye a dichas intervenciones urbano-arquitectónicas, en el desarrollo de estas estrategias. Esto desaprovecha el efecto positivo de involucrar al ciudadano para generar un vínculo de pertenencia y empoderamiento. A diferencia del asistencialismo con el que se viene actuando durante estos años, los problemas sociales deben resolverse con propuestas integrales desde plataformas multidisciplinarias y con propuestas de gestión social, que involucren a los vecinos organizados en comités y juntas vecinales.

Existe una amplia gama de actores relacionados directamente con cada distrito o ayuntamiento que, con una perspectiva integrada, plantean aplicar procesos de participación ciudadana para generar, junto a la administración local, el liderazgo y la puesta en marcha de estrategias para el desarrollo local (Jordá, 2012).

Barrios Altos, como espacio periférico del Cercado de Lima, es punto de múltiples estudios que se han puesto en marcha mediante la realización de talleres y actividades diversas por parte de profesionales y académicos.

Objetivos

- Identificar cuál es la dinámica y la estructura del entorno a intervenir, desde su composición social y de usos, a fin de promover una ciudadanía inclusiva que fortalezca la participación y capacidad de agencia de los actores sociales.

- Gestionar una intervención a partir de la participación y diálogo entre las partes involucradas en la problemática social-urbana a fin de buscar alternativas junto a ellas, y brindarles capacitaciones técnicas y convocar la intervención de otros actores que colaboren con este fin.

- Concientizar sobre la elaboración de los próximos objetivos para mejorar el solar, los cuales deben ser trazados por los mismos vecinos a través de un comité vecinal inscrito en vez de solo esperar el asistencialismo de actores externos.

Es importante en todo grupo de trabajo generar un precedente y plantear una metodología que pueda ser en la medida de lo posible replicable y cuyo modelo de repercusión sea sostenible en el tiempo.

Marco contextual

Barrios Altos es una zona ubicada en el Centro Histórico de Lima (CHL) y es conocida por la riqueza representada en su patrimonio cultural. Además, desde 1991 parte de Barrios Altos es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También “ha sido desde tiempos prehispánicos un lugar de cruce de diversos caminos hacia los Andes y punto de distribución de agua a través del río Huatica; tenía uno de los adoratorios indígenas más importantes del valle de Lima” (Panfichi, 2015). Es por ello que se explica el gran número de iglesias y monasterios: los conventos de Santa Clara, Mercedarias y del Prado; las iglesias del Carmen, Santa Ana, Mercedarias, Descalzas, Buena Muerte, Trinitarias, Cocharcas, etc (Reyes, 2015). Entre otros edificios históricos se encuentra la Escuela de Bellas Artes, el Hospicio Ruiz Dávila, la Quinta Carbone, la Quinta Heeren, la Quinta Baselli, la Quinta del Prado, la Quinta Candamo, el edificio El Buque, el Cuartel Santa Catalina, el Museo de la Santa Inquisición, el Palacio Legislativo, el Barrio Chino, etc. (Figuras 1, 2, 3 y 4)

Entre los tipos de inmuebles monumentales, tanto en Barrios Altos como en el Centro Histórico de Lima encontramos los de arquitectura religiosa, arquitectura militar, arquitectura civil pública, arquitectura civil doméstica y arquitectura industrial. Las zonas como Barrios Altos, Monserrate y el Rímac tienen alto valor inmaterial y actualmente están separadas de los ejes de desarrollo del CHL. Además, existen inmuebles catalogados como patrimoniales que aún tienen que ser corroborados, puesto que muchos han sido demolidos ilegalmente o han colapsado por las condiciones de su estructura. Así, se pueden proponer políticas de recuperación y adecuación de los inmuebles a usos compatibles con su carácter patrimonial que aseguren una reactivación de la zona.

Dentro del Cercado de Lima se encuentran 607 monumentos declarados en comparación con los 82 en el distrito del Rímac y el total de 699 para el Centro Histórico de Lima. El proyecto “RemapLima” –de la Unidad de Planificación del Desarrollo (DPU), UCL y CIDAP– recogió imágenes aéreas y encontró decenas de monumentos civiles transformados en establecimientos comerciales o demolidos, lo que engrosó el 83% de monumentos en riesgo (De Los Ríos, 2016).

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las ciudades tengan al menos 8 m2 de área verde por habitante. El promedio de Lima, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el 2008, es de 2.9 m2. En el caso de Barrios Altos, son escasas las áreas públicas de recreación o áreas verdes; esto sin duda afecta en el desarrollo sociocultural al no poder hacer uso de dichas áreas para propiciar el sentido de colectividad y la generación de ciudadanía. Además, estas combaten la contaminación urbana al atrapar y eliminar las partículas nocivas en suspensión.

Entre los objetivos específicos del “Plan Maestro del Centro Histórico de Lima”, se hace hincapié en el “Plan Verde” en cuanto al mejoramiento y ampliación de las áreas verdes, para que se trabaje en las áreas libres de nuevas edificaciones en manzanas para obtenerlas. También se plantea el programa de Techos Verdes y Agricultura Urbana para aprovechar las paredes, azoteas y traspatios –como medida para generar huertos o jardines, que generen bienestar y transformen la visión general–. Otro punto de los objetivos específicos es el arbolado urbano, que no ha podido implementarse en las zonas peatonales del Centro Histórico de Lima, debido a que, según el Ministerio de Cultura, es un elemento ajeno a la arquitectura y urbanismo de las calles del Centro Histórico.

Otro de los puntos en agenda es la concertación interinstitucional y ciudadana, como el programa “Devuélvele a tu Ciudad: por una convivencia pacífica” que se creó para Barrios Altos; generó la reactivación de la plaza Italia –ubicada en Jr. Huanta– con actividades culturales como la venta de platos típicos y las presentaciones artísticas, que congregaron a las familias y redujeron la inseguridad ciudadana. Es necesario replicar este mismo procedimiento en otras áreas públicas, como la plaza Buenos Aires.

El “Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima y Callao al 2035” plantea la identificación y formulación de proyectos estratégicos básicamente públicos que desencadenen mejoras en el espacio privado. Para ello se necesitan políticas de regeneración urbana a mediano y largo plazo por parte de la MML y del gobierno central:

Para los Barrios Altos, consideramos que se debería buscar resolver la “interfase” [sic] comercial-residencial a partir de la recuperación del espacio urbano y estímulo a la regeneración urbana para emprendimientos inmobiliarios. Se percibe como prioridad el eliminar el tránsito pasante que busca los puentes Abancay y Huánuco, para recuperar el espacio urbano y mejorar la calidad del mismo; lo cual exige resolver la conexión de la Av. Grau con la Av. 9 de Octubre (San Juan de Lurigancho). (Fernández Dávila y Facho, 2015, p. 34)

La zona residencial del Centro Histórico de Lima comprende unas 191.36 Ha y Barrios Altos se encuentra entre las principales zonas que tienen este uso con un 31% en estado de conservación regular o malo de uno a tres pisos. Tanto Barrios Altos como Monserrate tienen aproximadamente 700 000 m2 de suelo vacante para la construcción de cerca de 20 000 viviendas bajo los actuales parámetros normativos (Fernández Dávila y Facho, 2015). Estos podrían incluso permitir más viviendas, lo cual debería ser revisado por el gobierno central.

Además, el uso comercial se concentra en la zona tradicional de Barrio Chino –donde se afincaron los inmigrantes chinos que vinieron al Perú a mediados del S. XIX– y Mesa Redonda, hasta la Av. Grau, donde existe una proliferación de almacenes o depósitos mayoristas en inmuebles adaptados que alteran los parámetros normativos. Esto lleva en muchos casos a la destrucción del patrimonio cultural. Toda esta actividad genera el ingreso de camiones de descarga de mercancías al perímetro urbano, los cuales ocupan las calles debido a la falta de estacionamientos adecuados.

A su vez, Barrios Altos está relacionada con diversas personalidades como intelectuales, artistas, escritores y políticos: Alberto Andrade, Ricardo Palma, Manuel Ascencio Segura, Francisco Antonio de Zela y Mario Vargas Llosa. Este último escribiría su libro titulado Cinco Esquinas en clara referencia al encuentro de calles en Jr. Junín, a dos cuadras de la Quinta Heeren; en él hace referencia al terrorismo perpetrado por Sendero Luminoso en la década de 1990.

Además, esta zona es conocida por la inseguridad imperante, por el deterioro físico de sus edificios, además de problemas de tenencia y desalojos que han generado segregación y estigmatización, y acontecimientos como la inmigración urbana de mediados del S. XX de grupos de bajos ingresos al Centro de Lima. Estos últimos residen ahora en edificios que necesitan una renovación estructural, puesto que cuentan con acceso limitado o nulo a los servicios básicos. Estas condiciones han vuelto a los inmuebles sitios declarados como inhabitables y tugurizados, y la inseguridad ciudadana se ha vuelto un obstáculo para la inversión pública y privada.

La migración también aumentó la población:

Barrios Altos era un distrito de población predominantemente mestiza. Sus barrios mostraban también altos índices de mortalidad, tuberculosis y fiebre tifoidea, así como uno de los mayores niveles de densidad por vecindades o callejones. (Del Águila, pp. 37-38)

También aumentó el número de asentamientos irregulares, lo que depreció el valor del suelo y ocasionó que la clase media y el comercio abandonaran el Centro Histórico. Cuando el desarrollo urbano se vio alterado también lo fue la capacidad de respuesta del gobierno, y aisló a Barrios Altos. Este aislamiento se intensificó con la ampliación de la Av. Abancay, que generó una división entre esta zona y el resto de la ciudad.

En la década de 1990, en la gestión municipal del exalcalde de Lima, Alberto Andrade Carmona (1996-2002), se dio inicio a una serie de programas y proyectos para recuperar el Centro mediante los espacios públicos, la reubicación del comercio informal y los proyectos de conservación de varios predios monumentales, con el fin de convertirlo en un lugar apto para la inversión privada. En la última década el Centro de Lima se ha convertido en una de las zonas más importantes de desarrollo inmobiliario en el país; ha traído importantes cadenas comerciales, restaurantes y servicios de abastecimiento en general.

Entre las conclusiones del estudio de observación e investigación de los estudiantes de la maestría en Entorno y Desarrollo Sostenible del DPU, se menciona que la negligencia al desatender el desarrollo sostenido se evidenció en la gran concentración de tugurios en Barrios Altos, la más grande en toda Lima Metropolitana. Intrínseca a estos problemas de vivienda se encuentra la injusticia hídrica, caracterizada por una distribución inequitativa de los servicios de agua y alcantarillado; esta es el resultado del hacinamiento de las viviendas y la polución causada por el descuido de las redes hidrosanitarias.

Estas injusticias no sólo siguen vigentes por las condiciones de riesgo de las viviendas, sino que se han vuelto invisibles por los demás problemas existentes. Las injusticias asociadas con el hecho de tener que compartir una sola toma de agua, baño o ducha (entre más de 20 personas en muchos de los casos) no son vistas por los vecinos como una urgencia primaria, pero sí hay más inquietud por los temas de colapso de las viviendas. Se ve como un riesgo más inminente porque el concepto de justicia que ellos tienen no abarca todos los factores que contribuyen a ella. Sin embargo, el concepto de justicia ambiental provee una forma de concebir el acceso a los recursos. Incluso incluye aquellos que deberían estar incluidos en el imaginario de los ciudadanos, como un entorno construido y una vivienda de calidad que dignifiquen su forma de habitar.

La propiedad urbana en Barrios Altos se ha vuelto una situación ambigua. Muchos edificios no tienen propietarios registrados, lo que genera que los inquilinos no tengan seguridad de tenencia. La falta de claridad en la propiedad privada ha generado un aumento de tráfico de tierras y un cambio en el uso de suelo en Barrios Altos.

Los edificios que antes eran residenciales se han vuelto almacenes o estacionamientos, y ahora contienen materiales inflamables que afectan las condiciones de vida de otros residentes y aumentan el riesgo de incendio. La identidad física y cultural de Barrios Altos está siendo destruida por estos procesos.

El riesgo también es producido y multiplicado por los esfuerzos de los residentes para hacer frente a condiciones de vida insatisfactorias. Por otro lado, el hecho de que la mayoría de residentes sean inquilinos puede impedir que ellos inviertan como medida de reducción de riesgo a largo plazo. Por ejemplo, los vecinos suelen hacer pequeñas reparaciones al tarrajear las paredes de adobe con cemento; esto produce una diferencia de materiales que debilita la estructura y, a su vez, aumenta los riesgos físicos para los vecinos. Esta serie de eventos genera los llamados riesgos cotidianos que pueden causar desastres a pequeña escala como colapsos.

En Barrios Altos el riesgo cotidiano se enlaza con el desarrollo urbano. Los planes de renovación se han enfocado más en el aspecto estético y han descuidado a los residentes, lo que ha llevado a la formación de ciclos de riesgo físico y social. Para interrumpirlos es necesario obtener un patrón de desarrollo urbano que reconozca la diversidad de riesgos cotidianos en Barrios Altos por medio de una reactivación urbana inclusiva, y aproveche oportunidades para promover la organización y la movilización social.

Los problemas en Barrios Altos son muestra de procesos inapropiados; se están extendiendo y reproduciendo en otras zonas, ya que la situación actual está producida por actores individuales con intereses propios. Es por ello que la acción colectiva es esencial y ha sido exitosa en casos donde se organiza alrededor de una propiedad colectiva con una visión común, y se gestiona de manera sustentable y eficiente.

Ya que el riesgo también es cultural y social, debe incluir la participación de varios actores. Tal es el caso de “Centro Vivo”, una estrategia de la ONG CIDAP propuesta en 2008 con visión de generar un potencial desarrollo para el Centro Histórico como para Barrios Altos, con una plataforma que propicia la actuación y movilización de distintos actores. Esto se debe a que actualmente el barrio es más bien ejemplo de los efectos negativos del “modelo de mercancía”, donde prevalecen los intereses del privado y las necesidades de los residentes son totalmente ignoradas.

En resumen, los actuales residentes de las viviendas multifamiliares tradicionales, en especial las quintas y solares, se enfrentan en su cotidianidad a esta gama amplia de riesgos al estar viviendo en inmuebles con serias condiciones de debilitamiento en su estructura y hacinamiento de sus espacios:

• Desalojos –por falta de seguridad de tenencia, especulación del mercado y tráfico de terrenos–.

• Inundaciones –por la obsolescencia de redes de agua y desagüe–.

• Incendios –por los cableados expuestos y conexiones en estructuras humedecidas–.

• Colapsos estructurales –por la falta de mantenimiento de estructuras y presiones externas–.

• Problemas de salud –por la humedad alta en las viviendas y el hacinamiento–.

• Deterioro arquitectónico y cultural –por las visiones conflictivas para el desarrollo del área–.

La falta de políticas públicas orientadas a promover el acceso a una vivienda digna, y la inadaptación de las estructuras político-administrativas para gestionar y relacionarse con la ciudadanía son carencias de nuestro sistema político de gobierno.

Presentación del caso

El escenario donde se intervino es conocido como El Jaime, callejón que fuera propiedad en 1861 del inmigrante italiano Francisco Valle (Reyes, 2015, p. 259), con dos puertas a la calle, una en el Jr. Junín y la otra en el Jr. Manuel Pardo (Figuras 6, 7, 8, 9).

El Jaime está clasificado como callejón y solar por el desorden en su configuración –debido a las modificaciones en su interior–. Alberga, como muchos otros callejones de Barrios Altos, a sectores populares que le otorgan un carácter multicultural y social; a diferencia de Europa, donde el callejón es “una calle estrecha y corta, de carácter secundario, que establece comunicación entre dos calles principales o edificios” (López, 2010, p. 257 ). Además, “mientras en Europa el callejón es público, en el Perú es una combinación: privado (propietario e inquilinos), semipúblico (pasajes, capillas, patios) y público (tránsito)” (Reyes, 2015, p. 257 ).

Entre las características arquitectónicas de los callejones podemos destacar una o más puertas de ingreso y salida. La mayoría son de una sola planta; cimientos de piedra, arena y tierra; cuartos con piso de tierra o madera; paredes altas de adobe o quincha; pila de agua o caño de uso común; uno o más patios; botadero y, eventualmente, una capilla. En el caso de El Jaime, encontramos en un mismo ambiente a la cocina expuesta, junto a una pequeña sala y camarotes para padres e hijos. En algunos casos se encuentran altillos para aprovechar el área ocupada y tener otro espacio para dormir. (Figura 10)

Es cierto que esta proximidad y contigüidad en los cuartos origina en los niños, desde temprana edad, una mayor interacción entre su vivienda-callejón y el callejón-calle. Así vemos niños de 3 o 4 años que se desplazan y juegan en las viviendas de sus vecinos. Otros niños más avezados, de 6 y 7 años, ya cruzan las calles con la patineta y bicicleta. En líneas generales, podemos traducir estas actividades como un gen que potencializará su socialización en la escuela, y, más adelante, como jóvenes en su interacción con otros callejones o distritos. Esto, sumado a la mudanza de los vecinos a otros callejones, son los motivos más importantes por los cuales podemos notar la generación de una red de socialización entre los vecinos de distintos callejones. Para Alfonso Reyes, esto se traduce en una mayor oferta de oficios y servicios a la economía de Lima urbana y rural (2015).

Así también, se amplían las relaciones entre familias tanto de cooperación como de conflicto. Entre los motivos de las frecuentes discusiones se encuentran el uso del caño, tendedero o botadero común; en esos momentos afloran las ofensas de todo tipo, las cuales son rutinarias y del momento al no mostrar estados de ánimo perennes. Por otro lado, también se puede visualizar casos de cooperación y preocupación por el otro en cuanto a los temas de salud de niños y adultos a través de consejos y favores que se encuentren al alcance.

Una de las muestras más claras de cooperación y organización de los vecinos está en la fiesta patronal del callejón. En el caso de El Jaime se llama “Fiesta del Madero” y se realiza la segunda semana de junio de cada año; para ello, los vecinos realizan distintas actividades previas como bingos, polladas, entre otros, con motivo de recaudar fondos para esta fecha. Las paredes se pintan y las señoras organizan las viandas que se venderán, el equipo de sonido a alquilar, etc. Cada uno hace gala de su vestimenta para esta fecha.

Es en este punto donde observamos que existe organización de parte de los vecinos para los eventos religiosos tradicionales, la cual no existe cuando se trata de problemas relacionados con el factor de vulnerabilidad de riesgos. Siendo ellos conscientes del problema, no se habían planteado alternativas de solución; los motivos principales estaban en la desidia de los vecinos, los conflictos internos y la escasez de recursos económicos.

Es cotidiano observar que se prepara a la población con simulacros para la evacuación ante un sismo o terremoto, los cuales son amenazas de desastres naturales a gran escala; pero existen también riesgos de menor escala que contribuyen a los primeros en la medida que dejan de ser visibles y atendidos, e incrementan su probabilidad de colapso y/o el desabastecimiento de servicios básicos.

Entre estos riesgos de menor escala encontramos los deslizamientos o rupturas en la infraestructura de las edificaciones, eventos recurrentes en zonas históricas vulnerables como Barrios Altos.

Marco teórico

La toma de acciones como la elaboración de proyectos arquitectónicos y análisis estructural frente a los riesgos de desastres es de vital importancia por su influencia para futuras intervenciones, pero entendemos que muchos problemas socioculturales siguen vigentes. Tal como menciona Jane Jacobs (2011), los estudios que comparan barrios con alojamientos mejorados y no mejorados arrojan cifras inesperadas, lo cual determina que hay factores más importantes y, por ello, no existe una relación directa entre una buena casa y un buen comportamiento. No podemos engañarnos y creer en la doctrina de la salvación por el ladrillo. Es por ello que todo proyecto debe ser integral y abarcar el trabajo de tipo pedagógico con la comunidad.

Debemos resaltar la influencia que tiene el desarrollo de una microintervención urbana frente a intervenciones urbano-territoriales, ya que sus resultados son solo una muestra dentro de un marco más amplio. Así como “los fracasos y éxitos en los barrios urbanos son en última instancia los de los autogobiernos locales” (Jacobs, 2011, p. 145), un plan de microintervención exitoso promueve el trabajo en colectivo, mayor participación de la sociedad civil y una plataforma de diálogo que propicie la continuidad en las iniciativas para intervenciones de mayor escala.

Según Michael Berkowitz, presidente de la organización 100 Resilient Cities de la Fundación Rockefeller, una ciudad resiliente es una ciudad que sobrevive a los desastres. No sólo aquellos repentinos, o catástrofes como los terremotos, huracanes, inundaciones, terrorismo, etc ; sino asimismo, los de largo plazo como la sequía, hambruna o niveles altos de crímenes y violencia por varias décadas. Entonces, las ciudades resilientes están en la capacidad de sobrevivir e incluso prosperar de cara a esos desastres; lo que lo permite no es sólo una buena respuesta a la emergencia o una buena infraestructura, sino también una comunidad unida donde los vecinos cuidan unos de otros. Es el cuidado del medio ambiente, la construcción de edificios y carreteras eficientes, pero también contar con buenas áreas naturales y tener un liderazgo integrado. Todos estos aspectos contribuyen a crear una ciudad resiliente.

Además, tal como se menciona en el artículo de González-Muzzio (2013), el concepto de resiliencia comunitaria ha sido uno de los focos de estudio en investigaciones de desastres los últimos 15 años, principalmente en la investigación para el acuerdo del Marco de Acción de Hyogo 2005-2015, uno de los más importantes en la gestión de Riesgos de Desastres (González-Muzzio, 2013). Ha sintetizado el concepto en la siguiente cita:

Para su definición y medición, últimamente se ha comenzado a considerar la relación entre distintos componentes de una comunidad, aunque aún no hay consenso respecto de si el concepto de resiliencia es solo aplicable a los sistemas sociales, o si es posible utilizarlo también en el caso de sistemas físicos o del medio construido. En esa disyuntiva, la mayor parte de la literatura existente sobre desastres considera de manera separada el capital social, por un lado, y el medio construido, por el otro.

Por otro lado, en cuanto a la definición de riesgos, según el diccionario de El Vocabulario Controlado sobre Desastres (VCD), el riesgo cotidiano hace referencia a un conjunto de condiciones sociales de vida de la población. Estas, a la vez, constituyen facetas o características (aunque no exclusivas) de la pobreza, el subdesarrollo, y la inseguridad humana estructural, así como limitan o ponen en peligro el desarrollo humano sostenible (2001).

El proyecto de investigación Clima Sin Riesgo, define los riesgos cotidianos como aquellos “riesgos que son propios de la cotidianeidad de la gente y que se manifiestan a través de amenazas o peligros generados por prácticas humanas interrelacionadas, produciendo [sic] ciclos de desplazamiento y grados de exposición o fragilidad al riesgo altamente inequitativos, tanto en términos espaciales como sociales” (Clima Sin Riesgo, 2015, p. 1).

Es decir, podríamos definir los riesgos cotidianos como aquellos que vulneran la estabilidad física o social de la gente y que sin embargo son parte de las características propias de su entorno, lo que limita su desarrollo a futuro. Así, el riesgo se definirá en función de las amenazas latentes en el territorio comparado con el estado de la vulnerabilidad de la población, y aminorado por su capacidad de respuesta a estos eventos.

Si estos eventos se vuelven reiterativos y empiezan a acumularse, se transforman en un círculo vicioso que los investigadores llaman las “trampas de riesgo”:

estas trampas de riesgo se producen por factores tales como la degradación ambiental, limitada planificación y gestión proactiva de la ciudad, pobreza e inequidad y condiciones altamente restrictivas de acceso a la tierra, servicios básicos y a una vivienda digna. (Clima Sin Riesgo, 2015, p. 4)

Mike Davis menciona que la vulnerabilidad ambiental, el riesgo, se calcula algunas veces como el producto de los peligros (frecuencia y magnitud de los fenómenos naturales) por los recursos (población y viviendas expuestas al peligro) y la fragilidad (características físicas del tipo de construcciones); concluye que el riesgo es igual al producto de peligros, recursos y fragilidad (Davis, 2014).

Es decir, en Barrios Altos, las causas de los riesgos a los que se expone la población pueden ser el grave estado o deterioro de las viviendas que pone en riesgo su integridad física; la inaccesibilidad a adecuados sistemas de agua o desagüe, que los expone a enfermedades así como al colapso de sus viviendas por fugas internas de agua; el grave estado de los sistemas eléctricos, que podrían ocasionar incendios; la precariedad de la propiedad del suelo, que los expone a desalojos inminentes; además de los problemas socioeconómicos relacionados con la inseguridad y la drogadicción, entre otros.

Dentro de estos riesgos, el colapso de las antiguas estructuras de las viviendas, más que el problema físico, representa la pérdida de urbanidad y vida de estos barrios, ya que las familias afectadas se ven obligadas a abandonar sus viviendas para dar paso a nuevas estructuras de almacenes o depósitos comerciales. Estos van cambiando poco a poco la fisonomía de Barrios Altos y destruyendo el patrimonio cultural e histórico del vecindario.

Todos estos riesgos se convierten en amenazas inminentes para la población y su entorno físico. Esta se encuentra en situación de vulnerabilidad al no poseer una respuesta adecuada, ya sea por falta de interés, asesoría, factores económicos, gubernamentales, etc.

Como señala Jordi Borja:

En consecuencia como este derecho a la ciudad en la práctica no existe puesto que los mecanismos económicos y políticos dominantes no lo hacen posible de nada sirve invocar el derecho a la ciudad si no se plantean políticas que intervengan en la regulación del suelo, el derecho de propiedad; y el urbanismo que genera mixtura social (2014).

La cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede estar divorciada de la que plantea qué tipo de lazos sociales, de relaciones con la naturaleza, de estilos de vida, de tecnologías y de valores estéticos deseamos. El derecho a la ciudad es mucho más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad. Es, además, un derecho común antes que individual, ya que esta transformación depende inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo para remodelar los procesos de urbanización. La libertad de hacer y rehacer nuestras ciudades y a nosotros mismos es, como quiero demostrar, uno de nuestros derechos humanos más preciosos, pero también uno de los más descuidados. (Harvey, 2013)

Características de la intervención

Hay distintas etapas para el desarrollo, debido principalmente a la necesidad de fondos económicos y al tiempo disponible para su ejecución.

Los lineamientos generales que tuvimos para la intervención se basaron en los siguientes puntos:

1. Los recursos económicos deben surgir principal y preferentemente de las recaudaciones que logren los vecinos.

2. La asistencia brindada por los alumnos y profesionales es específicamente técnica y de gestión. Todo lo que pueda lograrse dependerá en primera instancia de los vecinos.

3. El trabajo en grupo, además de contar con el apoyo técnico de CIDAP, busca generar alianzas. Por lo que los objetivos a alcanzar se basan en la acción de los vecinos y los socios estratégicos.

Metodología empleada

Como responsables y facilitadores del desarrollo del proyecto, nos planteamos diversas preguntas: ¿cómo conseguir alcanzar los objetivos con las capacidades y voluntades de los vecinos para llevar con éxito el proyecto, dentro de un presupuesto y calendario? ¿Cómo integrar los aportes de los distintos actores externos y sus líneas de trabajo de una forma ordenada que permita producir un eficiente esquema de trabajo?

La metodología empleada se basa en una serie de procedimientos que parten de la identificación del problema mediante el Método de Livingston, basado en la comunicación directa con el usuario y, en este caso, también de la sensibilización con las actividades artísticas a fin de que operen cambios en la perspectiva de los vecinos. Los talleres empleados incluyeron desde las actividades dinámicas con los niños, donde pudieron desarrollar el imaginario de su entorno; los conversatorios con los vecinos; y talleres de capacitación para la construcción de la escalera. Se ha desarrollado un trabajo de gestión con la convocatoria de distintos actores e instituciones para el trabajo en conjunto con los vecinos.

Como punto de partida apostamos por la creación de puentes de conexión a través de diálogos con los vecinos puerta a puerta, siendo empáticos con su disponibilidad y perspectiva frente al hecho de ser visitados. Esto se debe a que no creemos recomendable saltar a una encuesta dirigida sin antes tener un preámbulo donde podamos conocernos.

En cuanto a datos estadísticos, contamos con parte de la información mapeada previamente por el proyecto Clima Sin Riesgo de la UCL. Para recabar mayor información, tuvimos un compartir con los vecinos en nuestro primer encuentro. Les llevamos un esquema de distribución del solar para así poder entablar una conversación en el patio común que nos permita a todos reconocer las distintas características de cada área de la zona, datos que a su vez fueron procesados en cuadros de variables de análisis. (Figura 11, Gráficos 1 y 2).

Conseguir apoyo de los vecinos requería de una profunda concientización y toma de decisiones, lo que nos llevó a la elaboración de un plan de acción u hoja de ruta de acuerdo a un ciclo de proyecto (Gráfico 3).

Encuestas

Las encuestas realizadas se dividieron en las siguientes áreas: Legal y Políticas Públicas, Participación e Interacción Social, Organizacional y Emprendimiento, Salud, Ambiente y Desarrollo, y Cultura e Identidad.

Estas áreas se desarrollan a través del reconocimiento de las necesidades o problemas, potencialidades y alternativas.

Talleres dinámicos

Debemos tener en cuenta que cada caso por intervenir tiene sus propias particularidades. En el solar El Jaime realizamos un mapeo con los datos obtenidos, e identificamos una gran cantidad de niños desenvolviéndose en un patio común que resulta reducido para sus necesidades y actividades principales.

El hecho de plantear una actividad para los niños suele realizarse en principio a través del método de ensayo y error puesto que, aun con conocimiento de sus edades, la realidad es que cada grupo humano es único por sus condiciones y formación, experiencias, y vivencias previas. Es por ello que es la misma experiencia la que conducirá a la selección de técnicas apropiadas y el reconocimiento de factores que no se hayan tenido presentes.

Una de nuestras primeras actividades fue el libre albedrío para pintar sobre amplios papelotes con esponjas o con las manos. Esta condición favorecía el ejercicio de trabajo colectivo. En algunos casos pintaban dibujos hechos por nosotros mismos a pedido de ellos, lo que nos llevó a entender la falta de costumbre y carencia de la práctica del dibujo en su día a día, lo que les generaba “temor” de coger un lápiz y “estropear” un papel en blanco.

El resultado de esta primera actividad fue exhibido desde el corredor del segundo nivel, en medio del patio, a vista y paciencia de todos los vecinos que, sorprendidos y curiosos, se asomaban a ver lo realizado por sus hijos. (Figura 12)

Como segunda actividad apostamos por un trabajo individual enraizado en el imaginario que tenía cada uno; lo titulamos “Cómo imagino a mi solar”. Para ello les dimos fotocopias del patio común, el amplio muro ciego que lo acompaña y la escalera. Como materiales se les ofrecieron cajas de crayolas y lápices (Figura 13).

El resultado fue variado y también limitado: fue variado en el sentido de que cada producto respondía claramente a sus personalidades, perspectivas y entendimiento de entorno ideal.

Como síntesis elaboramos conclusiones a partir del trabajo colectivo e individual, pero, más allá de ello, dicho trabajo nos permitió un acercamiento a los adultos para los próximos pasos a seguir.

Participación ciudadana

Existen tipos de participación ciudadana, y se dividen en temas de acuerdo a las capacidades y organización de la población (Ministerio de Cultura, 2016, p.11):

a. Informando

Uno de los factores más importantes a tener en cuenta es la transparencia como eje en la comunicación entre el grupo y los vecinos. Cualquier falla en este aspecto podía causar malos entendidos o supuestos en los intereses económicos de los involucrados.

b. Consultando

Se realizaron entrevistas y encuestas a los vecinos sobre los antecedentes, situación actual y visiones. A partir de ello se procesaron datos y se obtuvo información de por qué fracasaron los intentos anteriores de formalizar el comité vecinal. También se tomó nota de los vecinos cuyos oficios en obras podrían ser de ayuda para el proceso constructivo.

c. Decidiendo juntos

Las actividades a realizar para la recaudación de fondos están ligadas a sus propias costumbres y forma de organización. Tal es el caso del bingo, evento en el cual se tenía prevista la repartición de cierta cantidad de tarjetas para los vecinos del primer nivel y del segundo nivel, y donde se llegó a un consenso: los vecinos del segundo nivel tendrían que poner un esfuerzo extra en la colaboración ya que son los que resultan más beneficiados en la construcción de la escalera; por ello, se encargaron de la preparación de viandas para su venta en el evento (Figura 14).

d. Actuando juntos

El grado de complejidad en la organización de los vecinos fue tedioso y la única forma de conseguir respuesta de parte de ellos era con el continuo diálogo. Pudimos notar las diferencias sociales entre los vecinos del segundo nivel y del primer nivel. Los primeros alegaban que los problemas de seguridad se debían a los segundos, además recalcaban que la mayoría de ellos tenía un oficio u ocupación a diferencia de ellos. Nuestra labor se centró en hacer hincapié en las similitudes entre todos y objetivos comunes por alcanzar.

Plan de acción

Organización vecinal: Reconocimiento del Comité Vecinal

Una vez realizada esta etapa tuvimos un nuevo acercamiento con los vecinos. En líneas generales pudieron corroborar la persistencia de nuestra asistencia semanal al solar, y de nuestras intenciones de dialogar y recoger información que faciliten nuestro trabajo. Siempre mantuvimos clara nuestra posición: la ayuda brindada es técnica y de ellos tiene que nacer el empoderamiento e iniciativa por sacar adelante el proyecto.

Algo en lo que coinciden los vecinos es en recalcar la necesidad de reparar el sistema de desagüe del solar. Las filtraciones en las paredes, debido a la mala impermeabilización, suelen ser de costosa reparación si el problema se ataca exteriormente.

Entre las consecuencias más graves está el deterioro de los materiales de la estructura con los que entra en contacto, que pueden llegar a dañarse si no se soluciona a tiempo. Otro punto es el daño físico que puede causar el desprendimiento de alguna parte de la estructura o el aumento de la humedad en el ambiente, lo que incrementa las posibilidades de enfermedades respiratorias y perjudica otras como el reumatismo.

Otra necesidad urgente en cuanto a la prevención de riesgos, era el reemplazo de la actual escalera de madera. A través de las charlas, los vecinos reforzaron la idea de que se encuentran expuestos y vulnerables ante el desplome de la escalera; esto puede complicar la evacuación ante un desastre natural y causar daños físicos, donde los más vulnerables serían los niños y adultos mayores.

Al ser consultados por la falta de organización vecinal, notamos conflictos internos originados por desacuerdos así como intereses particulares y políticos de algunos miembros que han tomado partido anteriormente.

Se les hizo entrega de un libro de actas y, en la reunión principal, se designó a los miembros del comité vecinal con la finalidad de proseguir con la formalización del comité. (Figura 15)

Una vez procesados los datos obtenidos, se agruparon los problemas, o necesidades, por grados de urgencia y por etapas de desarrollo a corto, mediano y largo plazo (Gráfico 4). En conclusión, la estrategia de intervención requiere como primera medida la organización vecinal a través de un comité inscrito formalmente para así poder llevar a cabo proyectos posteriores. Luego, requiere la realización de un mural que rescate los valores culturales e identifique a los vecinos con su entorno.

Prevención de riesgos: Reemplazo de escaleras existentes

La intervención se ha dividido en distintos aspectos y etapas. La materialidad usada tiene relación con las características auto-portantes requeridas ya que las paredes anexas a la escalera se encuentran en estado de deterioro y posible riesgo de colapso.

La gestión realizada con el Centro de Investigación en Ingeniería Mecánica y el ISFIM (Instituto de Soldadura de la UNI) permitieron la colaboración de sus integrantes y la asesoría técnica de los profesores encargados del taller, tanto en el proceso de preparación como en el corte de materiales y el soldado de la escalera in situ.

El proceso de construcción para esta primera etapa se desarrolló de la siguiente manera:

1- Nivelación y excavación de zanjas para vaciado de zapatas.

2- Vaciado de solado.

3- Colocación de parrillas y castillos y primer vaciado de concreto.

4- Relleno de zapatas y fijación de anclajes.

5- Proceso de soldado de estructura metálica principal (columnas y vigas).

6- Proceso de soldado de pasos y barandas.

En una segunda etapa la complementariedad estará conformada por la composición de un librero donde los niños puedan tener acceso a la lectura y al dibujo. Por otro lado, el arte plasmado a través del mural anexo funcionará como una herramienta para sensibilizar y concientizar a los vecinos sobre los problemas que los afectan (Figura 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22 y 23).

Construcción de valores: Pintado de murales

El arte urbano, como medio de comunicación, ha tenido un gran impacto en los barrios ya que los dibujos, colores, signos, símbolos, y otros, trabajan como emisores que plasman un mensaje: una historia de voces de quienes quieren ser escuchados mediante esta expresión cultural, y hasta con mensajes de carácter político.

Tanto en la realización de murales como de grafitis es recurrente la participación de los jóvenes, lo que promueve su vinculación con el entorno (la ciudad, la comunidad, el barrio), el compañerismo y el trabajo en equipo. El trabajo final debe reforzar el sentido de pertenencia de los vecinos para así asegurar su permanencia y cuidado en el tiempo.

En la búsqueda de grupos de trabajo y artistas interesados se obtuvo contacto con un grupo de jóvenes artistas interesados quienes contribuyeron con el pintado de un mural alegórico a la construcción de la escalera y con participación de los niños.

Además, el proceso técnico para la realización del mural puede ser enseñado a los jóvenes en el solar y así replicado posteriormente. (Figura 24, 25 y 26)

Resultados

El principal logro del grupo fue desarrollar una metodología de participación vecinal que sirve como modelo para una microintervención urbana, que bien puede ser replicable en otros callejones mas no es una fórmula. Consideramos que es un modelo que debe seguir implementándose.

Además, generamos el entendimiento de que la mejor intervención es aquella que perdura en el recuerdo de las personas; no tiene que ser necesariamente un producto material tangible. Partimos de talleres donde buscamos reproducir el imaginario urbano a través de las manifestaciones artísticas de los niños. El arte funciona como una herramienta para sensibilizar y concientizar a los vecinos sobre los problemas que les afectan. Los trabajos realizados por sus hijos reflejaron las necesidades e hicieron recordar las urgencias desatendidas. De esta manera, se hacen partícipes ellos, ya que son quienes deben definir los diseños en función de sus necesidades y velar por su futuro cuidado. Esta concientización tuvo que estar acompañada de mucha constancia en la comunicación; en principio, utilizó el método de consulta puerta por puerta, para que sea directa y frontal. Nuestro mensaje no estaba acompañado de falsas expectativas en torno al asistencialismo con el que muchas instituciones y políticos se han acercado anteriormente, sino en un énfasis sobre la importancia de organizarse como comité y junta vecinal para que sean ellos mismos los que tomen parte de la responsabilidad que conlleva solucionar los problemas comunes que se presentan.

Es importante priorizar el proceso frente al objeto o la materialización del resultado, puesto que es este proceso el que puede generar otros múltiples objetivos a alcanzar. De la misma forma, cuando una entidad pública o privada tenga interés en intervenir en el solar, debe cumplir con requisitos que involucren la participación vecinal en coordinación con el comité. Para ello, los vecinos tienen que “desaprender” malas costumbres como el asistencialismo, el manejo irregular del dinero y la desidia. Deben tomar partido con actitudes positivas y compartir el conocimiento adquirido para replicar procesos en otros callejones y quintas.

Tenemos que tener en cuenta que un trabajo en conjunto implica dependencia de la disponibilidad y de los horarios de todos los actores. Además, se debe establecer límites de tiempo para la etapa de concientización a los vecinos y así interesarlos por la intervención, lo que puede suponer un intervalo prolongado dependiendo de las circunstancias que se presenten. El aprendizaje también nos muestra que cualquier integrante de esta comunidad que quiera formar parte del equipo de trabajo de una intervención debe tener un alto grado de compromiso y responsabilidad; además, debe estar calificado para asumir el tipo de trabajo asignado, ya sea como mano de obra o como gestor.

Esta intervención ha sido muestra para los vecinos de que no todo apoyo es material o económico, por parte de las entidades públicas o privadas; también existe la asistencia logística y técnica, que, sumada al trabajo comunal integrado, es más efectiva que los esfuerzos aislados.

Desde la perspectiva y estudios del UCL (University College of London) en Barrios Altos, la visión de futuro que tiene el patrimonio cultural –al vincular la definición y valoración que se le da al barrio– y la de la renovación urbana no están alineadas; esto crea un ambiente complejo para la colaboración, la eficiencia y la sostenibilidad de las intervenciones, efectos que pueden ser paliados mediante la acción colectiva.

Las lecciones aprendidas del proyecto están agrupadas en dos ejes de hallazgos:

A. Lecciones vinculadas a los productos y servicios a clientes – programas, proyectos, procesos, métodos y técnicas:

A.1. El proceso de cotización de la obra a ejecutar se realizó sin definir tipo y cantidad de materiales, lo cual ha demostrado ser inapropiado si se pretende concientizar a la comunidad en buscar la eficiencia y calidad a través de la recaudación de financiamiento que lo pueda cubrir así como el entendimiento de plazos del cronograma de acuerdo a la cantidad de mano de obra disponible para su ejecución.

Recomendación: Los talleres grupales con la comunidad en la etapa inicial son de suma importancia para tocar todos los puntos referentes a los alcances de los objetivos comunes.

A.2. La difusión de todos los avances a los vecinos se dio en muchos casos mediante la comunicación directa con ellos y en otros casos a través del presidente del solar, quien no es necesariamente el de mayor cercanía con todos los vecinos.

Recomendación: La difusión de los avances debe ser constante y expuesta en áreas públicas para conocimiento de todos; debe hacer un resumen de los aportes de los vecinos y miembros de la asociación, de acuerdo a un cronograma; debe especificar si se lograron o no los objetivos esperados. En próximas intervenciones se debe apuntar a agilizar el tiempo que toma la identificación de los vecinos de mayor influencia, quienes por su condición de líderes pueden asegurar la confiabilidad, liderazgo y transparencia del proceso.

B. Lecciones vinculadas a iniciativas organizacionales – Capacitación de personal, procedimientos operacionales, normas de contratación:

B.1. Con el objetivo de capacitar a la comunidad y reducir costos en la ejecución del proyecto se plantearon talleres de capacitación en soldadura para vecinos en colaboración con la facultad de Ingeniería Mecánica de la UNI. Ello fue programado y difundido; sin embargo, no se obtuvo mayor disponibilidad o interés de los miembros de la comunidad.

Recomendación: En conversación previa con la comunidad se deben discutir las posibilidades que tiene cada uno para aportar, así como tener un mayor conocimiento de sus actividades e intereses. Esto se debe a que pueden estar ligados a este tipo de capacitaciones técnicas en construcción, y puede que sea más asequible el costear la mano de obra de un vecino ya conocedor de la técnica que la de un externo. Las alianzas y la cooperación con socios estratégicos como el Centro de Investigación en Ingeniería Mecánica y el ISFIM hizo posible la asesoría técnica y la participación de sus integrantes para este proyecto.

B.2. Se procedió a solucionar problemas urgentes de coordinación con la participación de miembros de distintas áreas de trabajo, lo que ocasionaba ajustes de cronograma y ampliación de plazos.

Recomendación: Ante la falta de apoyo en muchas etapas del proceso se debe evitar hacer uso único del grupo de trabajo (estudiantes y profesionales) para solucionar los problemas con poca ayuda de los vecinos. Por ello, es necesario la comunicación constante entre todos, cualquiera que sea el área en la que se desempeñen, para así lograr el objetivo común y puedan sentirse todos parte del proceso.

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Figura 1. Localización de Barrios Altos en el Centro Histórico de Lima

Fuente: Elaborado por Silvia Pittman, 2016.

Figura 2. Barrios Altos: Monumentos y edificios de valor monumental

Fuente: Elaborado por Silvia Pittman y Estefanía Huayllani, 2016.

Figura 3. Quinta Heeren

Fuente: Archivo fotográfico personal Silvia Pittman, 2016.

Figura 4. Quinta Baselli

Fuente: Archivo fotográfico de la Asociación Habitar, 2016.

Figura 6. Vista frontal del ingreso al Solar El Jaime

Fuente: Archivo fotográfico personal Silvia Pittman, 2016.

Figura 7. Esquema de localización del solar-callejón

Fuente: Elaborado por Asociación Habitar, 2016.

Figura 8. Patio central del solar El Jaime

Fuente: Archivo fotográfico de la Asociación Habitar, 2016.

Figura 9. Estado actual del solar El Jaime

Fuente: Archivo fotográfico de la Asociación Habitar, 2016.

Figura 8. Patio central del solar El Jaime

Fuente: Archivo fotográfico de la Asociación Habitar, 2016.

Figura 9. Estado actual del solar El Jaime

Fuente: Archivo fotográfico de la Asociación Habitar, 2016.

Figura 10. Estado de la escalera antes de la intervención

Fuente: Archivo fotográfico personal Camila Arévalo, 2016.

Figura 11. Diagrama de reconocimiento de la zona a intervenir

Fuente: Elaborado por Silvia Pittman, 2016.

Gráfico 1. Cuadro de variables de análisis

Fuente: Asociación Habitar, 2016.

Gráfico 2. Árbol de Problemas

Fuente: Elaborado por el autor, 2016.

Gráfico 3. Ciclo del proyecto

Fuente: Elaborado por el autor, 2016.

Figura 12. Dibujo y pintado de actividad individual para los niños

Fuente: Archivo fotográfico de la Asociación Habitar, 2016.

Figura 14. Actividad del bingo pro-fondos “Escalera El Jaime”

Fuente: Archivo fotográfico de la Asociación Habitar, 2016.

Figura 13. Dibujo y pintado de actividad grupal para los niños

Fuente: Archivo fotográfico de la Asociación Habitar, 2016.

Gráfico 4. Cuadro de intervenciones a realizar de acuerdo a su grado de urgencia frente a plazos determinados

Fuente: Elaboración Asociación Habitar, 2016.

Figura 15. Organización del Comité Vecinal en asamblea programada por los miembros de la Asociación Habitar

Fuente: Archivo fotográfico personal Juan Aparicio, 2016.

Figura 16 y 17. Planos de la propuesta para la escalera. Diseño: Asociación Habitar

Fuente: Elaborado por Néstor Ticse y Estefanía Huayllani, 2016.

Figura 18. Vista de la propuesta de diseño en una primera etapa y proyección a futuro

Fuente: Elaborado por Silvia Pittman, 2016.

Figura 19. Corte y soldado de piezas en el taller ISFIM-UNI a cargo de estudiantes miembros del Centro de Investigación en Ingeniería Mecánica

Fuente: Archivo fotográfico Asociación Habitar, 2016.

Figura 20. Proceso de armado de encofrados y vaciado de zapatas

Fuente: Archivo fotográfico Asociación Habitar, 2016.

Figura 21. Desmontaje de escalera

Fuente: Archivo fotográfico personal Juan Aparicio, 2016.

Figura 22. Compartir de los miembros del Centro de Investigación en Ingeniería Mecánica gracias a la gestión de los vecinos

Fuente: Archivo fotográfico personal Silvia Pittman, 2016.

Figura 23. Proceso de armado e instalación in situ

Fuente: Archivo fotográfico personal Silvia Pittman, 2016.

Figura 25. Perspectiva del patio y del mural realizado por Movimiento Autónomo Popular

Fuente: Silvia Pittman, 2016.

Figura 24. Vista aérea de propuesta

Fuente: Silvia Pittman, 2016.

Figura 26. Arriba: Vista de la escalera en su primera fase. Abajo Izquierda: Estado inicial de la escalera. Abajo derecha: Nueva escalera incorporada

Fuente: Archivo fotográfico personal, Silvia Pittman, 2016.