doi: https://doi.org/10.21754/devenir.v10i20.1941

Detrás del diseño. Las Escuelas Latinoamericanas de Arquitectura y el Movimiento Moderno.

Fánel Contreras Guevara

INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA, URBANISMO Y ARTES. FONDO EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA. Lima, Perú, 2021.

Reseña de Fernando Vela Cossío.

Se ha cumplido este año el centenario de la publicación del libro Enseñanza de la Arquitectura. Cultura moderna técnico artística (Madrid, 1923). Su autor, Teodoro de Anasagasti Algán (1880-1938), se tituló en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid en 1906. Después de un breve periodo de ejercicio profesional en Bermeo (Vizcaya) disfrutó de un pensionado en Roma durante 1909 y viajó entre 1910 y 1914 por Centroeuropa, tomando contacto con los movimientos de vanguardia. A su regreso a España, incorporado como catedrático de proyectos en la escuela, promovió la reforma de los viejos procedimientos y métodos formativos que, heredados del siglo XIX, seguían vigentes en las universidades españolas. Publicado en un contexto que anticipaba la introducción en España de la arquitectura moderna, aquel libro invitaba a la reflexión sobre los principales problemas de la enseñanza de la disciplina y sobre sus soluciones: simplificación de contenidos de los planes de estudio, búsqueda de una enseñanza integral, más práctica y la imprescindible revisión de los anacrónicos métodos pedagógicos sobre los que descansaba la formación de los arquitectos españoles. En uno de los textos reunidos en la obra Así se enseña en Múnich y Viena (1918) recordaba Anasagasti cómo «para cuantos procedemos de aquel destartalado caserón de la calle de los Estudios (refiriéndose al antiguo Colegio Imperial, fundado en el siglo XVII), el más detestable de los edificios madrileños destinados a la enseñanza, y que, por incuria de los Gobiernos, se utiliza para Escuela de Arquitectura, es indudable que la visita de otros similares establecimientos tiene que inspirarnos tanta curiosidad como el estudio» y dejaba testimonio de la impresión que le habían causado el politécnico de Múnich y la Escuela de Arquitectura de Viena.

En una etapa de profunda refundación de las bases teóricas de la Arquitectura habían sido varias las experiencias pedagógicas de vanguardia en Europa que se habían visto acompañadas de iniciativas edilicias también de referencia. La Escuela de Arte de Glasgow (Charles R. Mackintosh,1897-1909), la de Weimar (Henry van de Velde, 1904-1911) o la Künstlerkolonie de Darmstadt (Joseph Maria Olbrich, 1905-1908) constituyen ejemplos extraordinarios de esa voluntad de renovación que ya se manifestaba antes de la Gran Guerra (1914-1918) y que enseguida daría soporte a las grandes transformaciones que traería consigo la formación del Movimiento Moderno. En este contexto, los nuevos edificios y talleres para la Bauhaus en Dessau (Walter Gropius, 1925-1932) pueden ser considerados una de las aportaciones arquitectónicas y pedagógicas más importantes. Este emblemático edificio, referencia indiscutible en el desarrollo del Movimiento Moderno y del Estilo Internacional, ha servido como punto de partida a la arquitecta Fánel Contreras durante sus estudios de maestría en sintaxis espacial en la Bartlett School of Architecture para la elaboración del libro, que nos ofrece un análisis espacial de una cuidada selección de escuelas de arquitectura latinoamericanas de gran relieve, tanto en su dimensión académica como propiamente arquitectónica.

El libro analiza el grado de influencia que ejercieron dos de los grandes maestros europeos del Movimiento Moderno (Walter Gropius y Le Corbusier) en el desarrollo del estilo internacional en América Latina valiéndose de las escuelas de arquitectura edificadas durante la década crucial de 1950. Cuatro son los casos elegidos: la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (Jorge Villagrán García, Alfonso Liceaga y Xavier García Lascuráin, 1950-1953), la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería en Lima (Mario Bianco, 1951-1953), la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidade Federal do Rio de Janeiro (Jorge Machado Moreira, 1957) y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela en Caracas (Carlos Raúl Villanueva, 1957). Podrían sumarse a esta primera selección otros ejemplos, pues la arquitectura iberoamericana es extremadamente rica en este ámbito. Así, constituirían estudios de caso edificios anteriores, como la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de la República (Uruguay), construida en Montevideo bajo el diseño de Román Fresnedo Siri y Mario Murccinelli (1947), y también posteriores, como las Escuelas Nacionales de Arte de La Habana (Cuba), obra de Ricardo Porro (1961-1965). Estas y otras obras nos ofrecerían extraordinarios ejercicios de arquitectura para profundizar en esta clase de análisis, arrojando luz sobre el proceso de formación de la arquitectura moderna en América Latina, pues, como destaca en el prólogo del libro la profesora Sophia Psarra, «los arquitectos latinoamericanos se formaron en escuelas donde la pedagogía arquitectónica y la arquitectura de los ambientes educativos jugaron un papel clave en la transmisión de los valores e ideales arquitectónicos modernos, siendo también declaraciones sobre la arquitectura en su propio país». La selección de escuelas estudiada es muy oportuna, pues todas constituyen ejemplos paradigmáticos de la arquitectura moderna de la segunda mitad del siglo XX en sus países respectivos. Dos de ellas, además, forman parte de conjuntos destacadísimos del Patrimonio Cultural Iberoamericano que se encuentran declarados Patrimonio Mundial: la Universidad Central de Venezuela (declarada en 2000) y la Universidad Nacional Autónoma de México (declarada en 2007).

Estudiar la historia de nuestras universidades es una oportunidad para repensar la propia historia de Iberoamérica. Nuestras universidades constituyen agentes protagónicos en la formación, la investigación y la innovación en el ámbito del patrimonio cultural; instituciones tutelares de un valioso legado y también espacios ideales para reflexionar acerca de los grandes retos a enfrentar para su gestión en el siglo XXI.