Entrevista: Arq. Roberto Samanez Argumedo

Entrevista

Elba Vargas Becerra

Cursó estudios de pregrado en arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería. Se capacitó mediante el Curso de Restauración de Monumentos; el seminario Taller de Reciclaje, Evaluación y Orientación de los Cursos Regionales de Restauración de Monumentos y Conservación de Centros Históricos; y el curso Adobe LIMA-CUSCO organizados por UNESCO-Instituto Nacional de Cultura-Cusco. Se desempeñó como especialista y funcionaria del Instituto Nacional de Cultura. Fue miembro de la Comisión Técnica Calificadora de Proyectos en representación del Instituto Nacional de Cultura, diversas municipalidades provinciales y del Colegio de Arquitectos del Perú. En la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima fue gerente ejecutiva del Plan de Destugurización y Revaloración de su patrimonio inmobiliario y directora general de Recursos y Proyectos. Fue directora del Centro de Investigación y Estudios de Lima del Patronato de Lima. Se desempeñó como asesora y luego gerente del Programa de Recuperación del Centro Histórico de Lima de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Fue profesora principal en y coordinadora académica de la maestría en Restauración de Monumentos –posteriormente maestría en Conservación del Patrimonio Edificado- de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería.

Arq. Elba Vargas Becerra y su equipo de PROLIMA-MML

Fuente: Archivo fotográfico personal Caleb Sagua, 2013.

Extracto de la entrevista realizada el 28 de setiembre de 2010 por el MSc. Arq. José Hayakawa Casas, en el marco del proyecto de investigación “1964-2004: La Formación en Restauración de Monumentos Arquitectónicos en la Universidad Nacional de Ingeniería...”

JH: ¿Con relación a la maestría en Restauración de Monumentos de la Universidad Nacional de Ingeniería, ¿cuándo surgió?, ¿cuál fue la idea general?, ¿cómo se explica esta oferta académica de posgrado de la UNI, vinculada al Centro Histórico de Lima y al Patronato de Lima?

EV: Esto se genera entre 1992 y 1993. Yo me acuerdo mucho de una conversación que tuvo el directorio del Patronato de Lima, en torno a la idea de comenzar a generar proyectos para el Centro Histórico. Entonces Juan Gunther tuvo la idea de pedirle a la Universidad Nacional de Ingeniería un convenio para comenzar a trabajar conjuntamente la posibilidad de tener a un gran ejército de profesionales que pudieran resolver los temas de ahí. Esa fue la primera idea; entonces se generó un convenio y en ese momento la Facultad de Arquitectura de la UNI precisamente comenzaba con el tema de su oficina de posgrado en Miraflores. Ya estaba la maestría de Planificación, ¿no? Entonces se generaron nuevas maestrías...

¿En jirón Recavarren?

En Jr. Recavarren 542, Miraflores; en esa casona se comenzó a formar lo que era la maestría de Restauración de Monumentos. Me convocaron los arquitectos Pedro Belaunde, Juan Torres y Mario Segami, quien estaba en ese momento estaba llevando la secretaría, y comenzamos a trabajar curso a curso,… no, la estructura fue un taller medular, la parte de historia, la parte constructiva y la parte de la tecnología arquitectónica y de restauración, eso era básicamente lo que nos interesó y así lo hicimos. Tenía 62 créditos, con electivos en Historia del Arte, unos seminarios que llevó el profesor Dr. Francisco Statsny, y en otro momento he tenido visitas de críticos de arte,… era muy dinámico, me parece que dentro de ese esquema y como salimos esos años tuvo mucho vuelo; fue muy bueno porque tuvimos en una primera promoción 18 personas de las cuales 12, si no me equivoco, venían de las canteras de los seminarios del Patronato de Lima, y es que dentro de nuestro convenio también acordamos que si eran exalumnos de esos seminarios, iban a pagar solamente la mitad; a nosotros lo que nos interesaba era hacer conocida la maestría. La UNI aceptó,así es como tuvimos muchos alumnos: de esa gente todititos se graduaron con temas de puesta en valor y restauración del patrimonio de Lima. Solo en el Patronato de Lima hicimos cerca de 90 estudios que fueron prácticamente una tesis de bachiller de casonas, muchas de la Beneficencia de Lima, que no tenía pues la capacidad de elaborar proyectos. Entonces teníamos la cantera Beneficencia, el Patronato de Lima con todos sus técnicos y su gente interesada en sacar adelante Lima, gente como Eduardo Arrarte, que era una persona que quería realmente a la ciudad, un mecenas realmente, y a Juan Gunther, que era el que más motor metía en esto, que fue uno de mis primeros profesores,… Con ellos fue muy fácil, comenzar con la maestría; creo y estoy convencida de que siempre tuve los mejores profesores que en ese momento estaban en la docencia, al menos en los temas de historia, de tecnología, de arqueología,… nos han acompañado, creo, todos los que tenían que estar, ¿no?

¿Quiénes fueron los profesores de los dos primeros años?

Bueno, estaban los arquitectos Víctor Pimentel, José García Bryce y José Correa. También desde un comienzo estuvieron los arquitectos Aldo Lértora, José Beingolea, José Canziani, Carlos Williams, Alberto Barreto, Eugenio Nicolini, entre los más destacados.

¿La duración de la maestría estaba pensada en dos años, cuatro semestres, un promedio de 62 créditos?

RS: Sí, 62 créditos con un mínimo de 60, me parece. Se hacía en cuatro ciclos; lo que tratábamos era que efectivamente los alumnos salieran con un tema ya resuelto, pero eso no se logró: la prueba es que yo no he tenido graduados hasta hace cuatro años, lo cual es una lástima. Nosotros quisiéramos haber tenido graduados desde el primer año, eran todos temas muy importantes, … una de las conclusiones a las que llegamos era que había muchos que no estaban en la maestría por el hecho de tener el grado, sino sencillamente por interés personal, por cultura general, porque era algo que siempre les llamó la atención; se sentían bien haciendo los cursos, creo yo. El ambiente de la maestría siempre ha sido muy interesante, la gente se siente contenta, no se siente presionada; creo que son conscientes de que si están ahí es porque hay sentimientos muy claros hacia defender el patrimonio y no otra cosa, siempre les digo que es cuestión de feeling, que si les gustan los cursos no les van a parecer difíciles, ningún profesor es como para asustar, y creo que los trabajos que hacen también se realizan de alguna manera haciéndolos; ahí estaba la motivación personal.

JC: ¿Cuál crees tú que era el perfil de procedencia disciplinar y geográfico, la edad, más o menos el tipo de universidad o de disciplina de donde procedían los alumnos?

RS: Bueno, yo creo que mi cantera más interesante y la que mejor ha respondido siempre ha sido la gente que de alguna manera ya había pasado por el Instituto Nacional de Cultura, gente que venía de provincia. De Cusco venia mucha gente, ahorita tengo gente de Cusco, de Puno; en los últimos años ha sido considerable el número de gente que viene del sur del país, de Moquegua, de Tacna, cuando antes venían de Lima y quizás Arequipa. De Piura he tenido a dos personas ya; de Chiclayo, Trujillo, tampoco han venido mucho, quizás hubieras esperado más del Norte, pero no ha sido así,… yo creo que para mí el perfil ideal en los años que llevo en esto es la alguien que realmente esté convencido de que este es su quehacer, que eso es lo que le interesa, que tiene una vocación clara, y además una intencionalidad a lo que es el resto de su profesión. Es parte de un sentimiento que creo que es clarísimo que hay que tener. Me hubiera gustado tener más variedad de profesionales, creo que más del 70% son arquitectos, y muchos otros son arqueólogos (20, 25%). El resto son abogados, gente de artes, pintura, restauradores,… yo quisiera más ingenieros civiles, más ingenieros químicos, siento que necesito mayor diversidad de disciplinas… estructurales, ¿no? Gente que maneje estructuras físicas, materiales, porque definitivamente creo que esta es una labor multidisciplinar. Un proyecto es mucho mejor planteado desde sus inicios si realmente se trabaja de la mano con el historiador, el arqueólogo y el técnico, que nos pueden dar muchas luces sobre cómo manejar el material. Por ejemplo en la obra del Teatro Municipal hay gente de todas las especialidades: hay que meter mano de obra calificada, hay que incluir al historiador, eso es bueno,… aunque nada es perfecto, es bueno que ya se vayan dando a luz proyectos que reúnan a varios profesionales.

JC: ¿Cuál fue la relación entre el Patronato de Lima y la maestría, sobre todo en sus primeros años y ante la circunstancia de la inscripción de parte del Centro Histórico de Lima como Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO?

RS: Yo pienso que si Lima ha conseguido lo que ha conseguido es porque realmente había un Patronato. No podemos olvidarnos del apoyo que teníamos de parte del Patronato de Lima, que era fundamental; era toda la empresa privada puesta de pie para apoyar, es una lástima que eso haya quedado desactivado… no es que haya desaparecido, lo que pasa es que de alguna manera está como desactivado… Y todo ese material importantísimo está en un depósito de la Sociedad de Beneficencia de Lima,… Tenemos que ser conscientes que estamos perdiendo muchísimo, hemos perdido desde el momento en que ya no existe el Patronato de Lima, porque todos estos temas realmente importantes se ponían siempre en tapete, dentro de los seminarios y del directorio del Patronato de Lima. A mí me preocupa mucho que en las últimas campañas municipales realmente al Centro Histórico no se le haya tocado ni un centímetro: o no se dan cuenta de lo importante que es o algo más está pasando, porque me acuerdo mucho cuando hubieron elecciones municipales en las épocas en que el Patronato estaba en todo su esplendor, nosotros convocamos, hicimos una conferencia de prensa con los candidatos que estaban punteando y se les hizo preguntas precisas sobre cuál era su accionar en futuro para el Centro Histórico, y creo que una cosa así no debió desaparecer … Creo que se ha avanzado definitivamente, pero todavía hay muchísimo por estudiar; en ese momento una de las ideas que se tuvo para la maestría es poder diversificar su actuación fuera de Lima, llevar los cursos,por ejemplo, a Cusco … Fue un convenio que funcionó bien desde el inicio y quizás hasta unos 10 años más, hasta 2001, 2002…

¿Cuál sería el balance de la maestría previo al reajuste curricular de la propuesta académica de 2004, que referiste?

En toda la Sección de Posgrado se formuló un ajuste a los 10 años de su creación. Era lo justo, creo que teníamos que hacerlo, debíamos evaluar cuáles habían sido los resultados. Lo más preocupante era la poca cantidad de graduados que habíamos tenido. Entonces, para 2004 salimos con una nueva propuesta, que si bien es cierto engarzaba los cursos básicos de taller, historia, tecnología constructiva y de la restauración, la engarzaba también con un tema de gestión y un tema de metodología de investigación desde el primer. O sea, había una parte que exigía mucho al alumno el pensar cómo resolver estos temas a partir de una metodología que se lleva como un taller, cuatro horas a la semana,… Con ello creo hemos obtenido un giro, hemos reducido el número de créditos también, muchos de los electivos desaparecieron…

De 62 pasaron a….

A 45, que es lo que la norma pide. Nosotros no habíamos levantado muchos, y los alumnos tienen la obligación de en segundo ciclo ya plantear un tema claro, para la tesis, y en el último ciclo deben dedicarse plenamente a desarrollarlo. Con esa fórmula realmente hemos llegado a avanzar muchos trabajos: la prueba es que ahorita estarían en capacidad, de los 162, por lo menos la mitad de convertirse en tesis de acá a un año, que es un logro. La idea, creo, es que la gente ya le ha puesto un poco de ganas a la tesis, necesitan el título y capacitarse para desarrollar ese trabajo: Ahora los temas que se toman de tesis deben ser un aporte al tema de la restauración, a la conservación, al tema metodológico, algo que sea replicable, algo que sea realmente una contribución, respuestas netamente regionales y locales. No es un proyecto más que se hace sobre un edificio, es la consecuencia de haber aplicado ciertos criterios y actuaciones específicamente sustentados, lo que nos puede dejar un rastro más cercano a posibles nuevas soluciones. Por ejemplo hay arquitectos que se han imbuido muchísimo en el tema de la arqueología, cosa que no pasaba antes. Me parece que la arqueología ha encontrado en estos temas de patrimonio y de conservación del patrimonio una posibilidad muy real de hacer mucho más de lo que ellos sienten como una limitación de la carrera.

¿Puedes comentar acerca de estos nuevos enfoques que se han planteado en la maestría, antes evaluados y no suficientemente desarrollados? En el tema de gestión por ejemplo...

Ese es otro de los cursos que hemos incorporado, gestión de proyectos y gestión en centros históricos, que el perfil de nuestro egresado no puede dejar de lado. Nosotros estamos preparando gente para que trabaje no solamente a nivel privado, queremos que sean funcionarios públicos, municipales, de gobiernos regionales y, por último, investigadores, pero que culminen su trabajo y lo puedan hacer realidad. Entonces, el enfoque consiste en conocer los mecanismos de gestión que tienen que ser aplicados y examinar ciertos proyectos de referencia, evaluando la presencia de una perspectiva estratégica. Me parece que era una de las carencias que tenía la maestría anterior; era muy romántica, enseñaba muchos cursos, la gente estaba muy contenta pero claro, hay que saber actuar dentro del campo, ¿no? Lo que sí me parece importante es que mis alumnos no son ahora todos de Lima. Eso me parece importante porque se está yendo la gente a trabajar a sitios donde antes no tenían ningún tipo de apoyo técnico. Por ese lado creo que es una potencialidad que tiene la UNI, porque la reconocen en todo el país como la universidad que lidera el tema del patrimonio, ¿no? No hemos salido todos los años porque no creo que el mercado tampoco soporte tanta gente en esta especialidad.

Muchísimas gracias, arquitecta Elba Vargas, por vuestro testimonio.

A ustedes…