Arquitecto Leonardo Mattos-Cárdenas en el estudio de su domicilio en Roma . Archivo fotográfico personal de José Hayakawa, 2016.

Entrevista

Leonardo Mattos-Cárdenas

Arquitecto por la Universidad Nacional de Ingeniería y Arquitecto, con mención en Historia, por la Universidad La Sapienza de Roma con estudios de posgrado y obras como restaurador de monumentos y urbanista; dedicado igualmente a la investigación histórica. En Roma ha trabajado en la Oficina Técnica de la Cámara de Diputados (1980-1994) y como experto en gestión cultural en programas de Cooperación Internacional al Desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores con el Instituto Ítalo-Latinoamericano (IILA). Profesor en el Centro Internacional para la Conservación de Bienes Culturales (ICCROM) y en la Universidad La Sapienza, así como en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería de Lima (FAUA-UNI). Autor de los libros Lima y la Plaza de Armas. Historia y aportes de Emilio Harth-Terré (UNI, CAP LIMA, 2017) y Urbanismo andino e hispanoamericano. Ideas y realizaciones 1530-1830 (FAUA-UNI, 2004), y de numerosos artículos, además de conferencias de su especialidad en Europa y América Latina Istituto di Studi Urbanistici Latinoamericani (Roma-Italia). Actualmente es miembro del Comité científico de la revista indizada sobre patrimonio edificado Devenir de la Universidad Nacional de Ingeniería.

Entrevista: Arq. Roberto Samanez Argumedo

Nombre del entrevistado: Leonardo Mattos-Cardenas

Fecha: Setiembre del 2021

Entrevista por el Dr. Arq. José Hayakawa Casas

Es para mi un gran placer y una fuente de genuino intéres, mi estimado colega y amigo, el poder responder a las preguntas que me serán formuladas sobre mi peculiar experiencia personal y sobre el problema, hoy tan importante y aparentemente simple, de la conservación del patrimonio edificado. Solo espero poder ser lo más conciso, directo y útil posible, pensando en especial, en las jóvenes generaciones interesadas en este fascinante tema.

La Conservación es una disciplina que une sofisticadas técnicas en continua evolución con una sólida y profunda formación cultural.

JH: ¿Cuál fue su formación académica en el campo de la restauración y/o conservación de monumentos arquitectónicos?

LMC: Mi formación además de la restauración y la conservación de monumentos arquitectónicos incluye el complejo problema de la llamada "urban conservation" o conservación del "urbanismo historico". ¿Como asi? Debido a que al finalizar 1971, ya era titular de dos becas bianuales. ¡Un total de cuatro años! gracias al gobierno italiano y al British Council.

En el Viejo Mundo, seguí "Planning studies for developing countries" en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Edimburgo a cargo del urbanista Percy Johson-Marshall –trabajando incluso en su estudio privado– y después con el MSc, sobre "Environmental Conservation" que incluia arquitectura, urbanismo y ambiente, también ecología, especialización de la Heriot-Watt, conducida por el profesor Peter Whiston, con quien viajamos con toda la clase a la Asamblea General de ICOMOS de 1975 en Rothenburg ob der Taube, pequeña y hermosa ciudad de Alemania.

Allí pude leer mi ponencia "Some measures towards the safeguarding of small historic towns in Peru". Para dicho evento, Víctor Pimentel, me pidió representarlo ya que no podia acudir. Pimentel fue nuestro primer presidente de ICOMOS-Perú, grupo formado, entonces, con pocas personas. Allí en Alemania me encontré con el recordado Juan Luis Birimisa del Instituto Nacional de Cultura (INC) que habia seguido el curso de Harth-Terré, en el cual yo habia participado como colaborador. Recuerdo, incluso, tener una foto en ese Congreso ICOMOS 1975, con Peter Whiston y con el Arq. Juan Luis Birimisa.

Para estudiar Pisaq y Moquegua, ya que el Congreso era sobre la Conservación de las pequeñas ciudades de interés histórico, tuve que regresar brevemente al Cusco, a Pisaq y otros lugares. Ocasión en que vi a Roberto Samanez, Ramón Gutierrez, a Teresa Gisbert con su esposo José de Mesa. Ella restauraba el ex complejo jesuítico de San Antonio Abad, cuyas bellas columnas del patio principal yacían entonces por tierra, y otras interesantes obras. Era el programa PER 39 de las Naciones Unidas que monitoreaba el enviado Silvio Mutal. Fue de inestimable ayuda lo hecho y lo propuesto por Victor Pimentel, mi ex profesor UNI. Después, en 1978, lo pude representar en las Asambleas Generales de ICOMOS de Moscú y en 1987 en Washington D.C. donde expuse sobre el tema poco atendido de la Preservación y Conservación de los trazados urbanos con interés histórico en el Perú.

Y vía el ejercicio profesional, ¿Cómo se aproxima a este campo especializado?

Pertenezco a la llamada "Promoción 1968" de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes (FAUA) de la UNI, ya que ingresé en 1964. Cuando aún era estudiante, una colega de otra facultad, que conocí en el grupo de equitación de la universidad, me pidió proyectar la actual torre campanario de la iglesia de la Santísima Cruz en Ate, para reponer sus tres antiguas campanas.

Ya profesional, proyecté, por encargo de los padres oblatos del Canadá, el conjunto de "Santa Maria madre de la Iglesia" para la flamante Residencial San Felipe de Lima, que conserva su caracter de iglesia abierta a un patio central, primera obra post conciliar de esa envergadura en nuestro medio. También hice la casa-academia para mi profesor de violin, Enrique Costa Salinas. Pero mi interés por la historia, hizo que me acercara a mi tio materno el historiador jesuita Ruben Vargas Ugarte, e igualmente, desde 1965, a don Emilio Harth-Terré, cuando al seguir su curso, me ofrecí para hacerle los planos de Chavin, Puruchuco, y de otros sitios que yo conocía y que él preparaba, a pedido de la UNI, para la entonces venidera Bienal de Sao Paulo. Después fui asistente en sus clases de Arquitectura Peruana I y II, hasta alcanzar a ser profesor auxiliar contratado.

También había seguido un curso de Pedagogía Universitaria y el curso de Victor Pimentel –entonces electivo y espero que hoy sea obligatorio– en Restauración de Monumentos. Por su encargo hice el levantamiento de la capilla del virrey Andrés Hurtado de Mendoza (Marqués de Cañete) en la iglesia de San Francisco de Lima donde trabajaba también el arquitecto Alberto Barreto. Pimentel, había ya realizado la restauración de la llamada Casa de Garcilaso en Cusco como menciono, al hablar de Harth-Terré, en un artículo publicado por la revista Devenir la cual hoy desempeña un rol vital de información sobre este campo tan especializado.

En aquel entonces, ayudaba a Harth-Terré en la Comision de obras para el Sesquicentenario de la Independencia, en 1971, dibujé así su proyecto para la Casa de San Martín o Casa del Balcón de Huaura, que luego el arquitecto Alejandro Alva Manfredi, padre del también recordado Alejandro Alva Balderrama, después de hacer sus justas observaciones, como lo digo en mi libro: Lima y la Plaza de Armas. Historia y aportes de Emilio Harth-Terré publicado por la FAUA (CAP Lima, 2017).

En conclusión, respecto al interesante tema de la aproximación a este campo especializado, esperamos que la normativa futura no permita que arquitectos no especializados presenten propuestas de restauración o de reconversión, tal como ocurre en el campo de la Salud, donde a ningún médico se le permite hacer operaciones al corazón si no es un cardio quirurgo especializado. Y no lo digo por espíritu gregario, sino para la mejor tutela de los bienes que nos han sido encomendados.

¿Cómo era el medio académico europeo -donde estudió el posgrado - en comparación con el peruano?

Desde el inicio noté en el medio académico europeo, incluso en el medio estudiantil, un nivel cultural muy alto, sin duda, reflejo de un background diferente. Llegaba yo, solo con quince años de estudios, esto es con diez de Colegio más los cinco de Arquitectura. Ellos tenían dieciocho años, esto es tres años más de cinco de Primaria, tres de Media, mas cinco años de Secundaria. Y creo que es casi igual en toda Europa. Por lo tanto, considero que una mayor preparación es muy necesaria para una correcta homologación con dicha formación. Es un cometido urgente ahora que las fronteras y las tecnologías tienden a integrarse más y a compartir.

¿Cómo se dio su ejercicio profesional en Europa?

Tuve mucha suerte. Éramos menos de treinta alumnos en el entonces Centro Internacional del Restauro, hoy denominado ICCROM, cuando Italo Angle, Secretario General, recibió propuestas de restauro del propietario del Castell'Ottieri en Toscana, al norte de Roma. Él me eligió para este encargo y además, propuso que fuese mi tema de Tesis de Ph.D, que después sustenté en la Universidad La Sapienza de Roma, en 1976.

Nada fácil fue acceder al Colegio de Arquitectos de Italia, es decir la Ordine degli Architetti. A pesar de mis especializaciones, tuve que realizar una nueva tesis, poniendo acento en historia, con el recordado profesor Enrico Guidoni para, después de un no menos dificil Examen de Estado –como lo llaman aquí– poder inscribirme. Fue el profesor Guidoni quien me introdujo a la docencia en la Universidad La Sapienza de Roma, colaborando con él en diferentes congresos en Italia.

Sin duda, fue muy importante mi experiencia, en los setentas, en la isla de Ponza, ubicada entre Roma y Nápoles, donde fui invitado a participar en la elaboración de su Plan Regulador. En su centro histórico de origen borbónico, apliqué técnicas de planificación británicas ("Grieve Sieve analysis") y fichas de identificación de monumentos propuestas para Europa por Piero Gazzola, mi ex profesor y amigo, ideador del ICOMOS que hoy vemos.

Otra experiencia importante ya en este siglo fue con la gestión del llamado Trust Fund del Ministero de Relaciones exteriores de Italia, MAE, programa de valorización del patrimonio de los países del llamado Cono Sur: Brasil, Argentina y Uruguay. Este programa de conservación del patrimonio edificado debía extenderse incluso al Perú, en los siguientes años de este siglo.

Más reciente fue la restauración que hice de la antigua Iglesia de Santa Caterina, edificada antes de la llegada de Colon a América. Fue para adaptarla a un nuevo museo sobre la Cirugía medioeval en dicha zona, Preci, en la región limítrofe llamada Umbria. La revista del CAP Lima publicó algo sobre esta obra donde incluí criterios museológicos estudiados en el ICCROM de Roma y refrescados por experiencias precedentes, montando exposiciones, como la de: "Giuseppe Garibaldi Deputato", que me encargó la Camera dei Deputati de Roma –cuando trabajé en esa institución más de trece años– albergada en un antiguo edificio que había sido intervenido por el gran Gian Lorenzo Bernini, acoplado con otro sector más moderno, donde, entre otras cosas, construí dos nuevas escaleras de servicio en dos patios interiores, de acuerdo con la nueva norma antiincendio que era obligatoria.

No fue de poca ayuda el ser enviado a Montevideo para programar el curso "Como organizar un Museo" coordinando todo con la Presidencia de la República de ese país y con su entonces alcalde don Mariano Arana, gran arquitecto e historiador, que después fue Ministro de Fomento y Obras Públicas.

Finalmente, en Roma, a propuesta del Perú, fui dos veces elegido como miembro del Consejo ICCROM. Y también formé parte de su entonces Comité Académico.

¿Cuál cree que ha sido el mejor momento en la restauración de monumentos en el Perú y por qué?

Sin duda, desde la Carta de Venecia se estableció mundialmente desde los sesenta, algún principio fundamental para poder afrontar mas correctamente la restauración, y como sabemos, nuestro querido Víctor Pimentel fue uno de sus firmatarios. Y sus obras en Cusco, en Lima, etc, lo confirman.

Del mismo modo veo que importantes decisiones fueron tomadas durante la gestión de los monumentos en el INC liderada por José Correa Orbegoso. Igualmente, son importantes las obras del PNUD con Pimentel y con otros técnicos durante esos decenios del siglo pasado.

¿Cuál es el tipo de interacción que identifica entre la restauración de monumentos precolombinos y la de monumentos virreinales-republicanos? ¿Por qué?

Es una pregunta muy interesante, ya que, además, toca el gran tema de la necesidad de reforzar la identidad nacional y regional con estas intervenciones. Es el caso, principalmente, de la Lima actual. Las nuevas obras, cualquiera que sea su motivación, deben incluir precisas indagaciones sobre sus aspectos arqueológicos así como aplicar de immediato los criterios válidos para su correcta conservación, su puesta en valor y su exposición.

¿Cuáles consideraría las obras de restauración arquitectónica más importantes en el Perú?

Siempre me ha llamado la atención el conjunto Coricancha-Santo Domingo en Cusco, donde hoy veo el proseguir de descubrimientos arqueológicos en esa increíble ciudad. La restauración de la Casa de Garcilaso en el Cusco por Víctor Pimentel, ya mencionada, es un magnífico antecedente. Igualmente la restauración de la llamada Casa Jiménez en Lima, llevada a cabo pulcramente por Jose Correa Orbegoso con la ayuda del arquitecto José María Galvez Pérez, y otras obras suyas, son muy válidos ejemplos recientes.

Pero debemos evitar, a toda costa, los llamados "Falsi storici" o motivos arquitectónicos que originalmente no había. Hoy veo, por ejemplo, techitos curvos que nunca existieron sobre las ventanas del primer piso del llamado Palacio de Osambela en Lima, igualmente en la llamada Casa de Castilla sobre la avenida Emancipacion. Considero que no fue suficiente el gran ahinco e interés del marino retirado, el señor Hamann del Instituto Histórico Militar, para evitar intervenciones no tan correctas. Lo pude constatar con Teodoro Hampe quien nos invitó hace ya algunos años. Debemos de aprender –mediante la adecuada investigación histórica– a no desfigurar las primitivas tipologías edilicias; que dieron origen al edificio o monumento donde intervenimos, o al que modificamos al restaurarlo. Me viene a la memoria, el buen ejemplo de restauración y puesta en valor del conjunto prehispánico de Puruchuco, en Lima, por el recordado Arturo Jiménez Borja. Del mismo modo, el complejo de Chan Chan, y otros en la costa norte, son magníficos ejemplos de constante búsqueda arqueológica y musealización.

Quisiera agregar, finalmente, que el "narcisismo estético" –patología tan frequente entre los creadores de nueva arquitectura– no pueda tener ninguna cabida en nuestra tan amada disciplina.

¿Cuál es la importancia de la historia en la formación de un patrimonialista? ¿Por qué?

Considero fundamental la importancia de la historia para la correcta formación de todo patrimonialista y también de todo arquitecto, tal como veo entre los europeos. Debido a mi notoria pasión por indagar nuestra historia edilicia, siempre soñé con regresar a la tierra natal. Y en el primer decenio de este siglo, incluso acepté regresar como profesor contratado, ayudando en sus respectivas cátedras al Rvdo. padre Antonio San Cristóbal y a la arquitecta Milagros Antezano en historia de la arquitectura del viejo mundo, de donde venía, pero no recogí frutos apreciables.

Por último, mis colegas Víctor Pimentel y Oswaldo Núñez se interesaron, sin éxito, a organizar mi regreso como profesor nombrado, que deseaba yo obtener mediante un Concurso de Cátedra que no tuvo lugar, y no, por contrato anual.

Recuerdo incluso que entonces, fui presentado por Pimentel, y fui elegido como miembro del Comité peruano del ICOMOS, compartiendo con Mariana Mould de Pease, y otros. Fue un tentativo, que agradezco mucho, pero resultó una experiencia que me hizo llegar al convencimiento que no podia evitar regresar a esta tierra maravillosa, que me acoge hasta la actualidad.

¿Que perspectivas vislumbra a la investigación del patrimonio edificado para el medio peruano?

El nuestro es un Patrimonio "sui generis" y en ciertas zonas es muy deleznable. Por un lado, las llamadas huacas que en su mayoría fueron hechas con tierra cruda o adobes y nuestra arquitectura colonial y republicana igualmente es frágil y deleznable. Es muy dificil aplicar algunos estándares europeos.

Por otro lado, creo, debemos evitar el surgimiento de las llamadas "argollas" o "camarillas" de profesionales, que frecuentemente esconden incompetencias académicas y profesionales así como los recelos, tan frecuentes en nuestro medio. Todo investigador debe ser formado con gran seriedad y empeño y con el conocimiento de los principios éticos férreos que rigen toda investigación.

En toda investigación histórica, incluso universitaria, debemos asegurar que el futuro investigador tenga bien presente el importante concepto del "dolo ético" que es robar información, y sin siquiera mencionarla correctamente. Porque una mención incompleta, es igualmente dolosa. La web hoy es testimonio de lo que digo. Evitar las "fake news" y los "fake historians" es necesario. Por otro lado, hay grandes ventajas gracias a la masiva digitacion de casi todo lo escrito. Incluso con preciosos manuscritos cada dia más accesibles en la web, cosa que ayuda muchísimo. Tengo confianza en la seriedad y empeño de las nuevas generaciones de investigadores de nuestro patrimonio. Lograr una correcta narracion histórica nos ayudará, sin duda, a elevar el nivel cultural de la población. Tengo hoy mucha confianza en los avances y en el futuro político y social de nuestro tan querido Perú. Aunque la persistencia de la pandemia Covid 19 hace hoy muy precario el sistema social y económico de toda la población.

Agradecemos el tiempo y la apertura brindadas por el Arq. Leonardo Mattos-Cárdenas y quedamos como siempre a vuestra disposición.